Alemania elige su futuro en elecciones legislativas marcadas por la polarización

Alemania elige su futuro en elecciones legislativas marcadas por la polarización

Alemania se enfrenta a elecciones polarizadas, donde el futuro político se decide entre Scholz y Merz, con la ultraderecha ganando terreno.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

Alemania se prepara para un domingo decisivo, donde los votantes tendrán la oportunidad de decidir el futuro político del país en unas elecciones legislativas que se presentan como las más polarizadas en años. Con el canciller Olaf Scholz del Partido Socialdemócrata (SPD) tratando de mantener su puesto frente a Friedrich Merz, líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el escenario político se complica por el creciente auge de la ultraderecha y los retos migratorios y económicos que enfrenta la nación. Los sondeos indican que la CDU, junto con su hermana bávara, la Unión Socialcristiana (CSU), se posiciona como la favorita con aproximadamente un 30% de los votos. Sin embargo, el partido de la ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD), ha ganado terreno y se estima que podría alcanzar entre un 20 y un 21%, duplicando así su resultado de las elecciones de 2021. A medida que el SPD se sitúa en un tercer lugar con un 15%, se observa que La Izquierda podría convertirse en la sorpresa de la jornada, alcanzando entre un 7 y un 7,5%. Analistas políticos destacan que La Izquierda ha logrado captar la atención de los votantes mediante una campaña centrada en mensajes claros y una estrategia de personalización. Esta dinámica ha cambiado el clima electoral, donde los votantes parecen cada vez más dispuestos a explorar opciones fuera de los partidos tradicionales. En este contexto, el destino de los liberales de la FDP es incierto, ya que están en el borde de la exclusión del Parlamento con un 4,5% en las encuestas. La Alianza de Sahra Wagenknecht, por otro lado, se encuentra en una situación similar al borde del umbral del 5% necesario para conseguir representación. La recesión económica y la polarización en torno a la política migratoria han dominado la campaña, marcada por una serie de atentados recientes que han incrementado las tensiones. En este contexto, la CDU de Merz ha decidido romper un tabú al aceptar, por primera vez, el voto de la AfD en una moción que busca endurecer la política migratoria. Esta decisión ha provocado una oleada de protestas en las calles, donde miles de alemanes han expresado su rechazo a la creciente influencia de la ultraderecha y a la posible ruptura del cordón sanitario que hasta ahora ha aislado a la AfD. Pese a estos movimientos, todos los partidos del centro democrático, incluido Merz, han enfatizado que no habrá cooperación con la AfD. Sin embargo, el clima político actual sugiere que la política migratoria será un tema crucial en las negociaciones para formar la próxima coalición de gobierno. Merz, consciente del deseo de muchos alemanes por una política migratoria más estricta, ha dejado claro que cualquier acuerdo deberá incluir un pacto en este ámbito. La incertidumbre sobre la formación de una coalición se acentúa al considerar que la CDU no alcanzará una mayoría absoluta. Las posibilidades de una "gran coalición" entre conservadores y socialdemócratas o una alianza tripartita con los Verdes y la FDP se perfilan como opciones viables, dependiendo de los resultados finales. Por su parte, Scholz ha descartado la idea de aliarse con fuerzas de izquierda, lo que le dejaría sin opciones numéricas para continuar liderando el gobierno. Mientras tanto, la preocupación por la injerencia externa en el proceso electoral se ha incrementado. Las elecciones se llevan a cabo en un entorno donde la desinformación y las tensiones geopolíticas, en particular las relacionadas con la guerra en Ucrania, han influido en la percepción pública y el clima electoral. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y las dudas sobre el apoyo estadounidense a Europa han añadido capas de complejidad a la situación. Con aproximadamente 60 millones de electores en juego, el resultado de las elecciones no sólo determinará la composición del nuevo gobierno, sino que también definirá el rumbo político y económico de Alemania en un contexto global cada vez más incierto. A medida que se aproxima el cierre de las urnas, la atención se centrará en la capacidad de los líderes para formar alianzas, gestionar las tensiones nacionales y abordar las preocupaciones de los votantes en un país que busca un camino claro hacia adelante. La jornada electoral se convierte, por tanto, en una oportunidad crucial para que los alemanes se pronuncien sobre los retos que enfrentan, desde la inmigración hasta la economía. Sin embargo, las encuestas indican que entre un 20 y un 30% de los votantes aún están indecisos, lo que añade un elemento de sorpresa a los resultados que podrían definir el futuro del país. Así, el pulso por el poder entre Scholz y Merz no solo es un enfrentamiento entre partidos, sino un reflejo de las dinámicas sociales y políticas que definen la Alemania contemporánea.

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