La Monarquía en España: un legado del franquismo que sigue dividiendo al país

La Monarquía en España: un legado del franquismo que sigue dividiendo al país

El debate sobre la Monarquía en España resurge, cuestionando su vínculo con el franquismo y la identidad nacional a 50 años de la muerte de Franco.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En los últimos años, el debate sobre la Monarquía en España ha resurgido con fuerza, especialmente a medida que se acercan fechas significativas como el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco. Este tema ha sido objeto de análisis crítico, poniendo de relieve la relación entre la Monarquía actual y el legado del franquismo. En este contexto, surge un dato inquietante: aunque han pasado 50 años desde la muerte del dictador, el vínculo de la Monarquía con su régimen aún parece presente en las estructuras del poder en España. La Casa Real, en su capítulo "La Monarquía en la Historia de España", menciona que en 1947, en pleno régimen dictatorial, se estableció por ley que España era un Estado constituido en Reino. Este hecho histórico ha sido interpretado por muchos como un estrecho lazo que ha perdurado, afectando la imagen y legitimidad de la Monarquía actual. Esta transición, aunque formalmente despojada de su carácter dictatorial tras la muerte de Franco, ha dejado secuelas que son palpables en la política y la sociedad española. A medida que se analizan los 78 años transcurridos desde la instauración de este régimen monárquico, surgen preguntas sobre la naturaleza de la Monarquía y su papel durante la Transición. Se observa que los protagonistas de ese periodo histórico se mostraron temerosos ante la sombra del franquismo, eligiendo no dar espacio a una alternativa republicana, lo cual ha limitado las posibilidades de un cambio significativo en la estructura política del país. Esta falta de opción republicana ha sido vista como una traición a las expectativas de un país en busca de una verdadera democracia. La figura de Don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I, se menciona frecuentemente en estos debates. Si bien muchos consideran que su reinado podría haber ofrecido un enfoque distinto a la política española, el miedo al retorno de las viejas estructuras de poder impidió que se le diera la oportunidad de asumir el trono. En su lugar, se optó por un rey que había sido educado y preparado bajo la influencia del propio Franco, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la independencia de la Monarquía de ese legado. El análisis de la Casa Real también ha sido objeto de crítica, pues se percibe una falta de autocrítica en su narrativa. Al referirse a los logros de la España contemporánea, a menudo se evita mencionar los aspectos oscuros de su historia reciente, así como el contexto en el que se desarrollaron. Esto ha llevado a que muchos ciudadanos se sientan incómodos con la idea de un "REINO DE ESPAÑA" que, más que un símbolo de unidad, se convierte en un recordatorio de un pasado que se quiere olvidar. La reciente inclusión del término "REINO DE ESPAÑA" en el DNI ha abierto nuevamente el debate sobre la identidad nacional y la relación entre la corona y la ciudadanía. Muchos se preguntan si este cambio es un intento de fortalecer la imagen de la Monarquía o, por el contrario, una provocación hacia aquellos que claman por una república. Esta acción parece haber generado más descontento que consenso, evidenciando la necesidad de un diálogo más profundo sobre la identidad y el futuro político del país. La tensión entre el gobierno y la Monarquía también se ha hecho evidente en diversas ocasiones. Las decisiones políticas recientes, como los indultos a los líderes independentistas catalanes, han puesto en jaque la relación entre Pedro Sánchez y Felipe VI, sugiriendo que la Monarquía aún juega un papel influyente en la política española. Esta situación ha llevado a muchos a cuestionar la relevancia de la figura monárquica en una democracia moderna. Además, el silencio sobre la voluntad popular durante la Transición ha reavivado el debate sobre la legalidad y legitimidad de la Monarquía. Las encuestas que revelan un creciente apoyo a la opción republicana han sido mantenidas en secreto, lo que plantea preocupaciones sobre la transparencia y el respeto a la voluntad del pueblo. La falta de acceso a esta información ha alimentado la sensación de que los problemas del pasado continúan afectando la política actual. El análisis crítico de estas dinámicas permite observar que, a pesar de los cambios en la superficie, la Monarquía sigue siendo un tema divisivo en la sociedad española. La pregunta de si se puede construir una identidad nacional que incluya a todos, en vez de perpetuar la división entre monárquicos y republicanos, sigue siendo pertinente. De hecho, muchos ciudadanos sienten que el proceso de reconciliación con la historia está aún lejos de concluir. Por lo tanto, la discusión sobre la Monarquía en España no se limita a una simple cuestión de preferencia política, sino que se adentra en el núcleo de la identidad nacional y la memoria colectiva. La relación entre la Monarquía y el franquismo, aún latente, sigue planteando interrogantes que deben ser abordados con urgencia si se desea avanzar hacia una democracia más inclusiva y representativa. La historia está llena de lecciones, y es imperativo que España las aprenda para no repetir los errores del pasado.

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