Ruth Ligarda y su declaración generan controversia sobre la seguridad de Boluarte

Ruth Ligarda y su declaración generan controversia sobre la seguridad de Boluarte

La designación de Ruth Ligarda ha generado controversia por su testimonio sobre la seguridad de la presidenta Boluarte, en medio de un clima político tenso.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

En un contexto político cada vez más complicado para el gobierno de Dina Boluarte, la designación de Ruth Ligarda, su escolta personal, como parte del equipo auxiliar en la agregaduría policial de la embajada peruana en España ha generado un intenso debate. La suboficial de la Policía Nacional del Perú ha sido llamada a declarar ante la Fiscalía, donde proporcionó detalles sobre la visita de la presidenta a un condominio en el sur del país el 24 de febrero de 2024. Estas declaraciones han levantado una serie de interrogantes sobre la seguridad presidencial y la gestión del gobierno. En su declaración del 12 de diciembre de 2024, Ligarda aclaró que no estuvo presente durante el encuentro de la mandataria en el condominio Mikonos, lo que ha suscitado especulaciones sobre su rol en el incidente. Afirmó que su día de franco era el 24 de febrero y que se reintegró a sus funciones al día siguiente. Esta aclaración ha llevado a algunos a cuestionar la transparencia de los eventos que rodearon ese día, y si realmente hubo una falta de seguridad o un malentendido en la coordinación de los detalles. Ligarda relató que, en el transcurso de sus labores, se relevó a través de WhatsApp con el turno anterior y empezó su recorrido hacia el kilómetro 108 de la Panamericana Sur. Describió que salió aproximadamente a las 7:15 de la mañana con toda la comitiva y que se dirigió a recoger a la presidenta, aunque no pudo recordar el nombre del lugar exacto donde la encontraron. Este tipo de detalles, aunque aparentemente menores, se tornan cruciales en el marco de la investigación que está en curso. Al llegar al condominio, Ligarda detalló que el lugar tenía características similares a un conjunto de casas, y que al ingresar al estacionamiento, la presidenta Boluarte se acercó caminando hacia el vehículo. La suboficial mencionó que la mandataria estaba acompañada de una persona cuya identidad no pudo identificar, un punto que podría ser relevante para el contexto de la investigación. Las circunstancias en las que se produjo este encuentro han sido motivo de análisis y diversas interpretaciones en el ámbito político. La Fiscalía, ante la ausencia de ciertos detalles, solicitó a Ligarda que precisara el procedimiento del recojo de la presidenta. Este interrogatorio incluyó la presentación de un plano del condominio para identificar la ubicación exacta donde se estacionó. Sin embargo, la defensa de la presidenta Boluarte objetó esta pregunta, argumentando que era sugestiva, lo que añade otra capa de complejidad a la situación. La situación se agrava aún más cuando se considera que esta no es la primera vez que la presidenta enfrenta cuestionamientos sobre su seguridad y el manejo de su equipo. A medida que se aproxima el cierre del año, Boluarte se encuentra bajo una lupa, con un nivel de aprobación que ha caído dramáticamente a solo el 3%. Este contexto ha llevado a que muchos analistas se pregunten sobre el futuro político de la mandataria y su capacidad para enfrentar los desafíos que se presentan. Adicionalmente, diversos sectores han comenzado a expresar su preocupación por lo que consideran una injerencia política en el envío de Ligarda a la embajada en España. Algunos argumentan que esta decisión podría haber sido influenciada por la necesidad de proteger a la presidenta a nivel internacional, pero otros ven en ello un intento de desviar la atención de las investigaciones que la rodean. En este clima de tensión, la figura de Ruth Ligarda se convierte en un foco de atención. Su papel como escolta de la presidenta y su reciente testimonio han puesto en evidencia no solo el funcionamiento interno de la seguridad presidencial, sino también las dudas que persisten sobre la integridad del gobierno de Boluarte. Estos acontecimientos han llevado a la ciudadanía a cuestionar no solo la eficacia de las medidas de seguridad, sino también la transparencia en la gestión pública. Los próximos días serán cruciales para el desenlace de este caso. La atención pública estará centrada no solo en las declaraciones de la suboficial Ligarda, sino también en cómo responderá el gobierno a estos cuestionamientos. La forma en que Boluarte y su administración manejen esta crisis podría definir su futuro político. En un entorno donde la confianza en las instituciones se encuentra en declive, la capacidad de la presidenta para abordar estos dilemas será un factor determinante para su permanencia en el cargo.

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