Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El debate en curso sobre las sanciones por targeting en el fútbol americano universitario sigue generando emociones y opiniones en el ámbito del deporte. Un incidente reciente durante el campeonato de la Big 12 destacó la complejidad de la regla, que está en vigor desde 2008 con el objetivo de mejorar la seguridad de los jugadores. En un momento crucial del partido, el safety de Arizona State, Shamari Simmons, fue penalizado por targeting tras su golpe al mariscal de campo de Iowa State, Rocco Becht, lo que resultó en una penalización de 15 yardas y la descalificación de Simmons del juego, así como una suspensión para la primera mitad del siguiente partido en el College Football Playoff. Los críticos argumentan que la regla de targeting puede ser excesivamente punitiva, generando confusión y frustración entre jugadores, entrenadores y aficionados. "Es muy rápido para una llamada de targeting," comentó el entrenador en jefe de Arizona State, Kenny Dillingham, enfatizando las desafortunadas implicaciones para un jugador que se ha preparado diligentemente para un partido tan importante. El costo emocional de la penalización se agrava por el hecho de que no se toma en cuenta la intención detrás del golpe, lo que lleva a dilemas que parecen injustos a los ojos de muchos observadores. Los partidarios de la regla, incluidos los oficiales de la NCAA, sostienen que cumple un propósito crucial en la protección de los jugadores y en la contención de jugadas peligrosas. Steve Shaw, el coordinador nacional de árbitros, declaró: "La regla de targeting está salvando nuestro juego. Está cambiando verdaderamente el comportamiento de los jugadores." Según la NCAA, estadísticas recientes indican que la incidencia de sanciones por targeting ha disminuido a lo largo de los años, con solo 0.14 llamadas de targeting por partido durante la temporada regular de FBS 2024, lo que refleja la supuesta efectividad de la regla en la promoción de un juego más seguro. Sin embargo, la naturaleza subjetiva de las llamadas de targeting sigue siendo un tema controvertido. La distinción entre los tipos de targeting—contacto iniciado con la parte superior del casco frente al contacto forzado en la cabeza o cuello de un jugador indefenso—puede generar confusión entre los espectadores y complicar la labor de los árbitros. Los casos de llamadas perdidas o inconsistentes alimentan aún más la frustración, como se demostró en partidos de alta tensión donde jugadas cruciales no fueron sancionadas o fueron penalizadas incorrectamente. Entrenadores como Luke Fickell de Wisconsin han expresado su preocupación por la severidad del aspecto de descalificación de la regla. Fickell abogó por un enfoque más matizado, similar al sistema de faltas flagrantes en el baloncesto, sugiriendo que no todos los incidentes de targeting justifican una expulsión automática. Este sentimiento refleja un llamado más amplio por ajustes en la regla de targeting que consideren el contexto y la gravedad del golpe. Si bien la NCAA ha avanzado en la refinación de la regla de targeting a lo largo de los años—incluida la introducción de un proceso de revisión para las llamadas del segundo tiempo—la descalificación sigue siendo un pilar de la estructura de penalizaciones. Shaw enfatizó que la aplicación de la regla es esencial para fomentar un comportamiento responsable entre los jugadores, afirmando que el objetivo es proteger a los jugadores tanto de lesiones como de participar en técnicas de tacleo peligrosas. A medida que los aficionados al fútbol americano universitario se preparan para los playoffs, el espectro del targeting se cernirá sobre los partidos. El debate seguramente continuará mientras los equipos navegan por las complejidades de la regla y su impacto en el deporte. Ya sea visto como una salvaguarda necesaria o una medida excesiva, la regla de targeting encapsula la lucha continua por equilibrar la seguridad de los jugadores con la integridad del juego—un desafío que resuena profundamente en el corazón del fútbol americano universitario.