Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En las primeras horas del 23 de diciembre, un terremoto de magnitud 6.1 sacudió la provincia de Santiago de Cuba, enviando ondas sísmicas que ahora han resultado en un asombroso total de 437 réplicas, según informó el Servicio Nacional de Sismología de Cuba. El epicentro se localizó en el municipio de Guamá, una región que se ha convertido en el punto focal tanto de preocupación como de resiliencia entre sus habitantes. La actividad sísmica ha atraído una atención significativa, especialmente a medida que las réplicas continúan sacudiendo la zona. La última actualización del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS) destaca la naturaleza continua de este levantamiento geológico. Desde el temblor inicial, apenas 10 días en el nuevo año, los cubanos han experimentado tres réplicas que fueron lo suficientemente fuertes como para ser sentidas, además de un asombroso total de 8,842 réplicas derivadas de un terremoto anterior el 10 de noviembre, que había registrado magnitudes de 6.0 y 6.7. De estas, se reportaron 140 como notables por la población local. Las consecuencias del terremoto de diciembre han sido profundas, especialmente en términos de infraestructura. Las secuelas inmediatas incluyeron deslizamientos de tierra y bloqueos en rutas de transporte vitales, incluyendo la carretera clave que conecta las provincias de Granma y Santiago de Cuba, que ha sido cerrada debido a deslizamientos significativos. Esto ha interrumpido los viajes y el transporte de mercancías, complicando aún más los esfuerzos de recuperación en una región ya vulnerable. Aunque no se han reportado fatalidades, el terremoto ha infligido daños considerables en hogares y edificios públicos, lo que ha generado alarmas sobre la seguridad y estabilidad de las estructuras. Expertos en geología y sismología están enfatizando ahora la necesidad crítica de un monitoreo continuo de la actividad sísmica en esta región de alta actividad sísmica, a medida que la situación sigue evolucionando. Frente a la incertidumbre, los residentes han mostrado una notable resiliencia. Muchos se han unido para apoyarse mutuamente, enfatizando la fuerza de los lazos comunitarios en tiempos de crisis. Las autoridades locales están trabajando diligentemente para evaluar los daños y coordinar los esfuerzos de ayuda, pero las réplicas persistentes representan un desafío para los esfuerzos de restauración y reconstrucción. Mientras Cuba enfrenta los efectos de estos eventos sísmicos, sirve como un recordatorio del poder de la naturaleza y de la importancia de la preparación en áreas propensas a desastres. El gobierno está instando a los ciudadanos a permanecer vigilantes y a tener planes en marcha para garantizar su seguridad en caso de nuevos temblores. Con expertos monitoreando continuamente la situación, se espera que la comunidad se una para superar estos desafíos, reconstruyendo no solo sus hogares, sino también sus espíritus en medio de las réplicas que han sacudido sus vidas.