Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que se asienta el polvo tras la primera ronda del College Football Playoff (CFP), está emergiendo una narrativa que exige reconsideración—una que resalta las críticas mal situadas hacia Indiana y SMU tras sus derrotas abultadas. La reacción en contra de estos equipos fue rápida y despiadada, liderada por destacados comentaristas como Kirk Herbstreit y Paul Finebaum, junto con las burlas de Lane Kiffin. Esta crítica se originó en una suposición arraigada de que los equipos de la SEC, particularmente Alabama, habrían tenido un mejor desempeño en el escenario del playoff. La narrativa previa a los playoffs estaba impregnada de escepticismo sobre las calificaciones de Indiana y SMU, ya que muchos creían que los equipos de la SEC, incluso en sus años malos, serían inherentemente más competitivos. Los críticos señalaron las diferencias en las apuestas y la abundancia de talento que ostentan los equipos de la SEC. Sin embargo, la realidad del fútbol universitario es mucho más matizada, como lo demuestran los resultados de los juegos de playoff. No olvidemos que Indiana, a pesar de ser desestimado, ha tenido momentos de brillantez esta temporada. Anteriormente derrotaron a Michigan y ofrecieron un esfuerzo más valiente contra Ohio State de lo que muchos esperaban. Su temporada debería celebrarse por sus éxitos en lugar de reducirse a una única actuación en los playoffs. Mientras tanto, el mariscal de campo de SMU, Kevin Jennings, fue criticado por los balones perdidos que empañaron su partido contra Penn State. Sin embargo, se podrían trazar paralelismos fácilmente con el propio mariscal de campo de Alabama, Jalen Milroe, quien sufrió un destino similar con múltiples balones perdidos en su partido de playoff contra Michigan. Esto subraya una verdad fundamental sobre la naturaleza impredecible del fútbol universitario: los días malos pueden sucederle a cualquier equipo, independientemente de su linaje. Los críticos, particularmente aquellos en los medios, parecían ansiosos por desestimar el mérito de Indiana y SMU, mientras mantenían una imagen romantizada de un programa dominante de Alabama. Es esencial reconocer que, si bien Alabama sigue siendo una potencia, el equipo de este año no estuvo exento de fallas, como lo evidencian sus derrotas ante oponentes notablemente más débiles. La percepción de que los equipos de la SEC están garantizados para brillar más que sus contrapartes es un malentendido del panorama del fútbol universitario. La imprevisibilidad del deporte es precisamente lo que lo hace tan cautivador. La SEC puede ser, de hecho, la conferencia más fuerte, pero eso no garantiza el éxito en cada escenario. La reacción contra Indiana y SMU se siente particularmente mal situada cuando se examina el proceso de selección del comité. El formato de playoff de 12 equipos fue diseñado para aumentar el acceso y proporcionar un campo más amplio para la competencia. Si bien es fácil desestimar a los equipos que no se ajustan al molde de las potencias tradicionales, es vital recordar el propósito más amplio del sistema de playoffs: crear oportunidades para equipos que históricamente han sido pasados por alto. Al final, los resultados de los juegos de la primera ronda deberían servir como una lección de humildad para los críticos. La narrativa de que los equipos de la SEC habrían tenido un desempeño inherentemente mejor fue demostrada como errónea, y la clase de comentaristas debe reconsiderar su postura sobre Indiana y SMU. La belleza del fútbol universitario radica en su imprevisibilidad, y la próxima vez, quizás, prevalezca un enfoque más medido en la evaluación. El formato de playoff ha abierto puertas para equipos y narrativas que merecen respeto, no burla. A medida que continuamos presenciando los altibajos de este deporte, celebremos los logros de todos los equipos, en lugar de permitir que los prejuicios y las nociones preconcebidas nublen nuestro juicio. Este es un llamado a la reflexión en un juego que prospera en lo inesperado, donde cada equipo tiene una historia que vale la pena contar.