Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Un estudio científico reciente publicado por el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS) ha revelado un patrón preocupante: los terremotos en el Caribe son estadísticamente más propensos a ocurrir durante la noche. Este descubrimiento inquietante coincidió con un poderoso terremoto de magnitud 6.1 que sacudió el este de Cuba el 23 de diciembre, generando alarma entre los residentes y enfatizando la urgente necesidad de profundizar nuestra comprensión de los factores que contribuyen a los eventos sísmicos en la región. Tradicionalmente, se ha aceptado que los terremotos ocurren de forma aleatoria, sin correlaciones con condiciones climáticas o la hora del día. Sin embargo, el análisis exhaustivo realizado por CENAIS, que examinó datos desde 1970 hasta 2019 en diversas localidades del Caribe, como el este de Cuba, Puerto Rico y partes de Colombia, ha desafiado esta noción. Los datos indican un aumento significativo de la actividad sísmica durante las horas nocturnas, independientemente de la magnitud de los temblores. Los investigadores han descartado diligentemente varias explicaciones comunes que podrían justificar esta tendencia nocturna. La idea de que el "ruido cultural", derivado de la reducción de la actividad humana y vehicular por la noche, influye en la frecuencia de los terremotos ha sido desestimada. De igual manera, la posibilidad de que explosiones controladas afecten los datos también ha sido desechada. Notablemente, el patrón se observó incluso en terremotos moderados que son detectables independientemente de las condiciones externas. Una hipótesis intrigante propuesta por el estudio sugiere que la mayor probabilidad de terremotos nocturnos podría estar vinculada a perturbaciones en el campo magnético de la Tierra. Estas perturbaciones generan corrientes eléctricas, en particular aquellas inducidas por los vientos solares en la ionosfera, que podrían actuar como "disparadores" de eventos sísmicos en regiones ricas en minerales piezoeléctricos, como el cuarzo. Los investigadores compararon este mecanismo con la forma en que un leve movimiento puede acelerar la caída de una fruta madura de un árbol, indicando que, aunque estas corrientes no causan directamente terremotos, pueden influir en el momento de su ocurrencia. Las implicaciones de este estudio se extienden más allá del Caribe, con patrones similares observados en toda la región intertropical, que se extiende entre los 23.4 grados de latitud norte y sur. En estas áreas, la orientación y variación del flujo geomagnético parecen desempeñar un papel significativo en la modulación horaria de la actividad sísmica. Si bien los autores del informe han sentado las bases para comprender este fenómeno, enfatizan que se necesita más investigación para desentrañar los intrincados mecanismos en juego. Tales investigaciones son especialmente cruciales para regiones como el Caribe, donde las amenazas sísmicas son una preocupación persistente. Una mejor comprensión podría conducir a modelos de predicción más efectivos y a medidas de preparación mejoradas para desastres naturales. El reciente terremoto de magnitud 6.1 en el este de Cuba subraya la relevancia de este estudio y la necesidad urgente de sistemas de alerta temprana efectivos para mitigar el impacto de tales eventos sísmicos en poblaciones vulnerables. Tras el terremoto, surgieron informes de deslizamientos de tierra y rocas caídas en Babujal, ubicado en el municipio de Guamá en Santiago de Cuba. Este incidente se produjo tras dos importantes terremotos de magnitudes 6.0 y 6.7 que ocurrieron en noviembre, al sur de Pilón en Granma, que ya habían desencadenado más de 8,000 réplicas, siendo 137 claramente perceptibles. A la luz de estos acontecimientos, CENAIS ha instado al público a mantenerse alerta e informado a través de canales oficiales sobre la actividad sísmica en la región. Los hallazgos recientes sirven como un recordatorio de la naturaleza impredecible de los terremotos y la importancia de la investigación continua y la preparación para salvaguardar a las comunidades de sus efectos potencialmente devastadores.