Acuerdo de FIFA con Netflix: ¿Un cambio de juego o una barrera para la accesibilidad del fútbol femenino?

Acuerdo de FIFA con Netflix: ¿Un cambio de juego o una barrera para la accesibilidad del fútbol femenino?

El acuerdo exclusivo de la FIFA con Netflix para las Copas Mundiales Femeninas plantea preocupaciones sobre la accesibilidad y la audiencia en medio de los cambios en el panorama de la transmisión.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Deportes

A medida que crece la emoción por las próximas Copas Mundiales Femeninas de la FIFA, que se transmitirán exclusivamente en Netflix en 2027 y 2031, surgen preguntas sobre las implicaciones de este acuerdo innovador. Durante décadas, el panorama del fútbol americano ha lidiado con el modelo de pago por jugar, que a menudo ha excluido a las familias de inscribir a sus hijos en programas de élite debido a los altos costos. Ahora, con el último acuerdo de transmisión de la FIFA, emergen preocupaciones sobre la accesibilidad al fútbol femenino, lo que podría representar un obstáculo potencial para el crecimiento del deporte en un momento crucial. En un comunicado de prensa, la FIFA celebró el acuerdo como "pionero" e "histórico", enfatizando su cambio de una asociación de larga data con Fox a un servicio de suscripción que transmitirá exclusivamente tanto en inglés como en español las Copas Mundiales Femeninas. Si bien el acuerdo trae beneficios inmediatos, las consecuencias a largo plazo podrían ser perjudiciales para la visibilidad y accesibilidad del deporte, especialmente para las familias que pueden no estar dispuestas o no poder pagar una suscripción para ver uno de los eventos más significativos en el deporte femenino. Tradicionalmente, la Copa Mundial ha sido una piedra angular del fútbol gratuito en los Estados Unidos, fomentando fiestas de visualización públicas y un espíritu comunitario entre los aficionados. La transición de este evento emblemático a una plataforma de pago amenaza con disminuir estas experiencias y puede restringir la audiencia, particularmente entre las demografías que ya han sido excluidas del deporte a nivel juvenil por los costos. Es importante destacar que este desarrollo corre el riesgo de alienar a los aficionados locales de participar con la selección nacional femenina de EE. UU., que históricamente ha sido una fuente de orgullo e inspiración. El movimiento hacia Netflix plantea preguntas sobre la confianza de la organización en el gigante del streaming, especialmente dado el historial relativamente reciente de Netflix en la transmisión de deportes en vivo. Los críticos se preguntan si la FIFA habría tomado la misma decisión respecto a los derechos de la Copa Mundial masculina, si se hubiera presentado este escenario. Además, la elección de eludir oportunidades para que Netflix demuestre su capacidad a través de eventos más pequeños, como las próximas Copas Mundiales de Clubes, parece ser una apuesta que podría salir mal. A pesar de las preocupaciones, la asociación parece tener potencial tanto para la FIFA como para Netflix. La FIFA se está alineando con una empresa conocida por interrumpir industrias tradicionales y alcanzar audiencias de maneras innovadoras. Para Netflix, esto representa un salto significativo al ámbito deportivo, después de incursiones anteriores que recibieron críticas mixtas de los consumidores. La capacidad de la plataforma para atraer a una audiencia sigue siendo incierta, especialmente a raíz de problemas técnicos pasados durante las transmisiones en vivo que han frustrado a los espectadores. A medida que los hábitos de visualización evolucionan y la competencia por la atención se intensifica, los planes de Netflix para el futuro de sus ofertas deportivas en vivo serán objeto de un escrutinio minucioso. La capacidad del servicio de streaming para proporcionar una experiencia de visualización fluida será esencial, particularmente mientras busca atraer a sus 270 millones de suscriptores globales. Sin embargo, el desafío radica en convertir a estos suscriptores en espectadores de la Copa Mundial Femenina, y las complejidades de los derechos de transmisión podrían hacer que esta tarea sea aún más desalentadora. Uno de los problemas más apremiantes que rodea este nuevo modelo de transmisión es su impacto en las opciones de visualización pública. Los bares y restaurantes, que tradicionalmente han sido lugares vibrantes para ver deportes, podrían tener dificultades para mantenerse al día con el cambiante panorama de los derechos de transmisión. Con una multitud de deportes y ligas distribuidas en varias plataformas, muchos establecimientos corren el riesgo de limitar su capacidad para mostrar partidos clave, creando barreras para los aficionados que desean experimentar juntos la emoción de una Copa Mundial. En el contexto más amplio de la industria del deporte, este cambio hacia plataformas de pago plantea preguntas importantes sobre la accesibilidad. Para un país con un creciente interés en el fútbol, es desalentador darse cuenta de que ver su torneo más prestigioso podría pronto requerir suscripciones costosas. La ironía no se pierde en el hecho de que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha denunciado anteriormente los sistemas de pago por jugar en el fútbol estadounidense, pidiendo el fin de las barreras que impiden que los niños participen en el deporte. A medida que el panorama de la transmisión deportiva experimenta cambios rápidos, las implicaciones de la relación de la FIFA con Netflix probablemente resonarán más allá de la Copa Mundial Femenina. Esta asociación sirve como un caso de estudio revelador en la tensión continua entre los intereses comerciales de las organizaciones deportivas y la accesibilidad del deporte en sí. Mientras esperamos los primeros partidos de esta nueva era, debemos mantenernos vigilantes en la defensa de la inclusividad y el crecimiento del fútbol femenino, asegurando que el progreso del deporte no se logre a costa de su accesibilidad para los aficionados y las familias que alimentan su pasión.

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