Vanuatu enfrenta devastación tras el terremoto de magnitud 7.3 que golpeó la isla de Efate, se necesita ayuda urgente.

Vanuatu enfrenta devastación tras el terremoto de magnitud 7.3 que golpeó la isla de Efate, se necesita ayuda urgente.

Un terremoto de magnitud 7.3 en Vanuatu ha dejado 12 muertos, 210 heridos y 1,700 desplazados, lo que ha llevado a declarar un estado de emergencia y a iniciar esfuerzos de rescate.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El pueblo de Vanuatu está lidiando con las secuelas de un poderoso terremoto de magnitud 7.3 que sacudió la nación en la madrugada del martes, causando caos y destrucción en la isla más poblada, Efate. El temblor, que ocurrió a las 2:30 a.m. hora local, tuvo su epicentro aproximadamente a 30 kilómetros al oeste de Port Vila, la capital, a una profundidad de 40 kilómetros. Este evento sísmico ha agravado los desafíos que ya enfrentan los residentes en una región frecuentemente sacudida por réplicas. El terremoto inicial se ha relacionado con la pérdida de vidas, con un saldo de muertes reportado en 12, según cifras del gobierno transmitidas por la oficina de asuntos humanitarios de las Naciones Unidas. Además de las fatalidades, el terremoto ha dejado al menos 210 personas heridas, y cerca de 1,700 individuos se han visto temporalmente desplazados. Este asombroso impacto humanitario resalta la urgente necesidad de esfuerzos de rescate y recuperación en toda la isla. El empresario local Michael Thompson relató la experiencia del terremoto, señalando cómo despertó a su familia. Describió el evento como significativamente más violento que las réplicas que han seguido, las cuales han continuado sacudiendo la región y manteniendo a las comunidades en tensión. A pesar de la intensidad del terremoto inicial, Thompson observó que en su inmediata proximidad no había daños visibles más allá del temblor de las ventanas y pequeños desplazamientos en la propiedad. Sin embargo, la situación en Port Vila es de significativa interrupción. Las redes móviles se han visto gravemente afectadas, complicando la comunicación tanto dentro del país como con el exterior, lo que plantea desafíos a los esfuerzos de ayuda en curso. El terremoto inicial causó daños a la infraestructura crítica, incluyendo el suministro de agua y el puerto principal de transporte marítimo, deteniendo efectivamente las operaciones y creando una mayor presión sobre la población local. En respuesta a la catástrofe, el gobierno de Vanuatu declaró un estado de emergencia de siete días y estableció un toque de queda nocturno. En una nota más positiva, las autoridades anunciaron la reanudación de los vuelos comerciales en un esfuerzo por revitalizar el debilitado sector turístico, un componente clave de la economía nacional, que representa aproximadamente un tercio de sus ingresos. Los primeros vuelos estaban programados para llegar el domingo, ofreciendo un rayo de esperanza tanto para los residentes como para la industria turística. Las operaciones de rescate han recibido un aumento de apoyo de los países vecinos, Australia y Nueva Zelanda, que enviaron a más de 100 personas, incluyendo equipos de rescate y suministros. Estos equipos ahora están ampliando sus búsquedas de sobrevivientes, enfocándose en numerosos lugares que han experimentado colapsos estructurales significativos. El líder del equipo de rescate, Douglas May, destacó algunas de las áreas más afectadas, señalando que varios edificios se habían colapsado completamente bajo la fuerza del terremoto. A medida que Vanuatu comienza a evaluar la magnitud total de los daños, el camino hacia la recuperación parece largo y arduo. Mientras algunos residentes, como Thompson, han recuperado la electricidad, muchos otros siguen en la oscuridad, y los servicios esenciales luchan por volver a la normalidad. La realidad de este desastre contrasta marcadamente con calamidades naturales pasadas en la región, ya que los terremotos tienden a infligir daños internos extensos en los edificios, creando un conjunto diferente de desafíos para el rescate y la recuperación. A medida que la nación asimila la devastación causada por este último terremoto, la resiliencia del pueblo de Vanuatu será puesta a prueba una vez más. Los próximos días y semanas serán críticos para determinar cuán efectivamente el país puede unirse para reconstruir y restaurar no solo su infraestructura, sino también el mismo espíritu de su comunidad.

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