Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
KANAZAWA -- La península de Noto, en el norte, ha sido testigo de un preocupante aumento en las enfermedades respiratorias, particularmente el asma y la bronquitis, tras el devastador terremoto de la península de Noto a principios de este año y las intensas lluvias posteriores en septiembre. Los profesionales médicos atribuyen esta alarmante tendencia al polvo y los escombros generados durante los esfuerzos de limpieza tras estos desastres naturales. En una clara comparación con los datos previos al terremoto, ciertas áreas han reportado un aumento de 1.5 a 2.5 veces en el número de pacientes que sufren condiciones respiratorias. Los hospitales locales están sonando la alarma sobre los posibles impactos en la salud del polvo levantado al despejar los escombros, que puede agravar problemas de salud existentes o contribuir a nuevos casos. Taiichi Kirimoto, un representante de negocios local de 62 años, ejemplifica la difícil situación que enfrentan muchos residentes. Diagnosticado con una recaída de asma a mediados de septiembre, Kirimoto había estado activo en la limpieza de su taller tras el terremoto. A pesar de sus síntomas empeorando, incluyendo respiración superficial y fatiga, inicialmente se resistió a buscar atención médica, sintiendo que no podía permitirse alejarse de los esfuerzos de recuperación. Su eventual visita al médico reveló que el estrés y la fatiga derivados de la crisis habían agravado significativamente su condición. "Todo lo que puedo hacer es usar una máscara y tener cuidado", comentó, reflejando el sentimiento de muchos en la comunidad que priorizan la recuperación sobre la salud personal. En el Hospital General de Anamizu, las cifras son alarmantes. Entre enero y agosto, se diagnosticaron 144 pacientes con asma, lo que representa un aumento de 1.7 veces en comparación con el año anterior. Los casos de bronquitis aguda se dispararon a 159, un aumento de 2.5 veces, mientras que los casos de neumonía aguda aumentaron en 1.5 veces, totalizando 194 pacientes. Otras instalaciones médicas en la región también están reportando tendencias similares, con algunos pacientes necesitando ser transferidos a hospitales más grandes en Kanazawa debido al deterioro de sus condiciones. Takeshi Ishizaki, director del centro de enfermedades respiratorias del norte de Noto en el Hospital General de Anamizu, destaca la inhalación de polvo y contaminantes, incluyendo heces de ratas, como factores significativos que contribuyen a la crisis de salud respiratoria. Señala que muchas personas se quitaron las máscaras durante los meses de verano, un momento en el que los microorganismos dañinos son particularmente activos, aumentando aún más su vulnerabilidad. Ishizaki enfatiza la importancia de la detección y tratamiento tempranos, advirtiendo que incluso síntomas menores como una tos persistente o un dolor de garganta no deben ser desestimados, ya que pueden indicar problemas respiratorios subyacentes. Aboga por medidas preventivas básicas, que incluyen el uso de máscaras, mantenerse hidratado y respirar por la nariz, particularmente en una región que aún lucha con las secuelas del desastre. A medida que la comunidad continúa reconstruyéndose, los funcionarios de salud instan a los residentes a priorizar su bienestar. La lucha continua contra las enfermedades respiratorias sirve como un recordatorio de que la recuperación de desastres naturales no se trata únicamente de la restauración física, sino también de salvaguardar la salud de los afectados.