Juan Brignardello Vela
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El voleibol de Nebraska se encuentra una vez más en el gran escenario, regresando al Final Four con el mismo récord que los persiguió la temporada pasada: 33 victorias y solo 2 derrotas. El equipo, que cayó por poco ante Texas en el partido por el campeonato nacional el diciembre pasado, ha cerrado el círculo, impulsado no solo por sus experiencias pasadas, sino también por un renovado sentido de propósito y ambición mientras se preparan para enfrentar a su rival de Big Ten, Penn State, en Louisville. El desamor experimentado en Tampa sigue fresco tanto para los jugadores como para los aficionados. La derrota ante Texas, marcada por un devastador revés en tres sets donde los Longhorns superaron a Nebraska con doce aces, dejó al equipo lidiando con el peso de las oportunidades perdidas. Sin embargo, esta temporada ha sido pintada de optimismo y un deseo de reescribir su narrativa. Con cada atleta regresando del equipo del año pasado, los Huskers han trabajado incansablemente para fijar su mirada en la redención, transformando un recuerdo doloroso en motivación. La atacante opuesta senior Merritt Beason encapsuló perfectamente las apuestas: “Si no llegas al Final Four, se siente como un fracaso”. Sin embargo, este año, los jugadores están decididos a que su viaje no concluya con una amarga decepción, sino que los lleve hacia el premio máximo. El cuerpo técnico y los jugadores de Nebraska se reunieron después de su derrota en las finales, estableciendo sus aspiraciones para la temporada 2024. Con una pizarra en blanco y la libertad de soñar en grande, elaboraron una declaración de misión que resonó con el espíritu de la ciudad anfitriona: “carrera por las rosas”. El tema es un guiño tanto al Derby de Kentucky como a su búsqueda de un campeonato nacional. Este sentido de propósito se refleja en sus materiales promocionales, adornando camisetas y carteles, y energizando a la afición. La temporada comenzó con fuerza en Louisville, ya que los Huskers derrotaron a Kentucky antes de barrer a Louisville solo unas semanas después. Los jugadores abrazaron el ambiente de los deportes competitivos, disfrutando de las altas apuestas. La visita del entrenador John Cook a Churchill Downs sirvió como un gesto simbólico de las ambiciones del equipo, entrelazando sus aspiraciones con la rica historia deportiva de la ciudad. El impulso por recuperar su estatus como campeones se subraya con su impresionante plantilla. Varios jugadores han recibido reconocimiento nacional, incluidos Lexi Rodriguez y Andi Jackson, ambos obteniendo honores de primer equipo All-America. La profundidad de la plantilla cuenta con múltiples jugadores galardonados, capaces de soportar la presión que conlleva ser un equipo de primer nivel. Como señaló la sophomore Harper Murray, “Siempre tendrás presión cuando juegas en un programa como este... se trata de jugar para los demás”. El foco brilla intensamente sobre el voleibol de Nebraska, no solo en términos de su rendimiento, sino también en su capacidad para cautivar audiencias. Los números de audiencia récord reflejan su creciente popularidad, con su reciente partido contra Wisconsin presentando un promedio sin precedentes de 798,000 espectadores, un indicador de la expansión de la base de aficionados del deporte y del papel fundamental de Nebraska en ella. Sin embargo, a pesar de la fachada glamorosa, el camino hacia Louisville no ha estado exento de desafíos. El equipo ha experimentado momentos emocionales y sesiones de entrenamiento intensas que han puesto a prueba su determinación. “Esto no es fácil, lo que estamos haciendo”, comentó el entrenador Cook, enfatizando la rigurosa preparación requerida para pasar del doloroso final del año pasado a la esperanzadora resurgencia de este año. A medida que Nebraska entra en las semifinales contra Penn State, llevan no solo el peso de las expectativas, sino la ferviente esperanza de una afición ansiosa por una carrera hacia el campeonato. Con la vista firmemente puesta en Louisville, los Huskers buscan convertir el desamor de la temporada pasada en triunfo, potencialmente creando un nuevo capítulo en su histórica trayectoria que culmine en otro título nacional. El escenario está preparado, y el voleibol de Nebraska está listo para grabar su legado una vez más.