Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el tranquilo pero inquietante paisaje de Ban Nam Khem, un pueblo pesquero en el sur de Tailandia, la memoria del devastador tsunami que azotó la región en 2004 sigue presente. Durante 17 años, Banlue Choosin, de 59 años, se ha convertido en un centinela, dedicado a proteger a su comunidad contra la incesante amenaza de la furia de la naturaleza. En aquel fatídico día hace casi dos décadas, el pueblo y sus habitantes fueron atrapados en una ola catastrófica de destrucción desatada por un terremoto de magnitud 9.1 cerca de Indonesia. La provincia de Phang Nga, donde se encuentra Ban Nam Khem, soportó el peso de la calamidad, con un saldo de aproximadamente 1,500 muertos, alrededor de una cuarta parte de la población del pueblo en ese momento. El tsunami no solo cobró vidas, sino que alteró el tejido mismo de la comunidad, dejando cicatrices que el tiempo aún no ha podido sanar. Banlue recuerda vívidamente el caos de aquel día. "Era como una pared de niebla muy, muy alta, como polvo cubriendo toda el área," describe. Sus recuerdos son una mezcla desgarradora de confusión y miedo mientras corría hacia la seguridad, solo para encontrarse engullido por la monstruosa ola. "No sabía qué estaba pasando. Mientras flotaba en el agua, lo único en lo que podía pensar era: 'Todos en el pueblo van a morir.' Pero sobreviví; aunque tampoco sé qué me pasó." Mientras Banlue reflexiona sobre la tragedia, reconoce la profunda pérdida que sufrió su familia: el cuerpo de su suegra fue encontrado meses después, un recordatorio contundente del impacto del desastre en su vida. En la secuela, canalizó su dolor en acción, aprovechando su experiencia como pescador y su conocimiento íntimo del mar para ayudar a fortificar su pueblo contra futuros tsunamis. Desde entonces, la comunidad ha instituido un plan integral de preparación ante desastres, que incluye un refugio de concreto resistente, dos sistemas de alarma y rutas de evacuación claramente marcadas. Banlue, reconocido por su vigilancia y dedicación, ha asumido el papel de centinela voluntario, encargado de monitorear las olas tras los terremotos y reportar cualquier señal de peligro a la oficina provincial. Además, se anima a los habitantes del pueblo a preparar mochilas de emergencia con documentos esenciales y necesidades básicas, asegurando que puedan evacuar rápidamente si es necesario. Este enfoque proactivo marca un cambio significativo respecto a la vulnerabilidad experimentada durante el desastre de 2004, infundiendo un sentido de confianza y resiliencia entre los residentes de Ban Nam Khem. A medida que Banlue se acerca a su 60 cumpleaños este Navidad, afirma: "Creo que estamos listos, y también creo que en esta vida, ese será el único encuentro que tenga con un tsunami. Eso es lo que creo." Su compromiso va más allá de la mera supervivencia; ha asumido el papel de educador, impartiendo lecciones vitales a sus hijos, nietos y vecinos, abogando por una cultura de preparación que desearía haber tenido durante aquellos momentos desgarradores hace casi 20 años. Banlue Choosin se erige como un faro de esperanza y resiliencia, personificando el espíritu de una comunidad que ha transformado la tragedia en fortaleza. A medida que las olas acarician las costas de Ban Nam Khem, sirven como recordatorio del pasado, pero bajo la atenta mirada de Banlue, el pueblo permanece vigilante, listo para enfrentar cualquier desafío que el mar pueda traer.