Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
General Motors (G.M.), una vez una fuerza dominante en el mercado automotriz chino, ha visto un dramático declive en su fortuna en los últimos años, cayendo al 16º lugar en ventas. Una vez pionera en la región, G.M. prosperó durante un cuarto de siglo, compitiendo de cerca con Volkswagen de Alemania por la supremacía en el mercado. Sin embargo, las recientes dificultades de la compañía son indicativas de una narrativa más amplia sobre los fabricantes de automóviles extranjeros en China. En los primeros 11 meses de este año, las ventas de G.M. en China cayeron un alarmante 42.5 por ciento, lo que llevó a la compañía a asumir un cargo de aproximadamente 5 mil millones de dólares contra sus ganancias. Esto marca un sorprendente cambio respecto a un tiempo en el que G.M. no solo era un actor clave, sino también una fuente significativa de ganancias para su sede en Detroit. La entrada de G.M. en China en 1996 con una inversión de 350 millones de dólares allanó el camino para una extensa red de fábricas que atendían los gustos en evolución de los consumidores chinos. Las estrategias iniciales incluían minivans y Buicks, que, aunque estaban desactualizados en EE. UU., mantenían un alto estatus entre los clientes chinos. Sin embargo, el panorama ha cambiado drásticamente, ya que G.M. no logró adaptarse a la rápida transformación del mercado automotriz chino, particularmente a su giro hacia los vehículos eléctricos (VE). Las políticas gubernamentales, que inicialmente facilitaron la participación extranjera a través de joint ventures, se han convertido ahora en una espada de doble filo. Tales políticas obligaron a G.M. a compartir valiosos conocimientos de fabricación con competidores locales, quienes desde entonces han aprovechado este conocimiento para superar a sus contrapartes extranjeras. El mercado chino ha evolucionado más rápido de lo anticipado, con los vehículos eléctricos representando más de la mitad de las ventas para noviembre de 2023. En stark contraste, las ventas de G.M. en las categorías de vehículos eléctricos de batería y híbridos enchufables representan menos del 20 por ciento este año, y sus ventas de vehículos de gasolina se han reducido a la mitad. La disparidad en el tratamiento fiscal para los vehículos eléctricos—donde los automóviles fabricados en China enfrentan solo un impuesto del 13 por ciento en comparación con más del 100 por ciento para los vehículos grandes importados—complica aún más la posición de G.M. El optimismo inicial en torno a las perspectivas de G.M. en China se desvaneció a medida que la compañía luchaba por mantener el ritmo con los competidores locales, quienes ahora navegan con éxito los desafíos planteados por el cambio hacia los vehículos eléctricos. Mientras tanto, el enfoque cauteloso de G.M. en los últimos años, marcado por una reticencia a integrar tecnología avanzada en sus modelos, ha obstaculizado su competitividad. La joint venture con SAIC Motor, que alguna vez fue una fuente de innovación, ha visto a G.M. ceder terreno a SAIC, que ha desarrollado sus propios vehículos competidores. Si bien G.M. afirma que está trabajando activamente para restaurar su negocio en China, el camino por delante parece empinado. En un esfuerzo por restablecer su relevancia, G.M. ha introducido recientemente una versión híbrida enchufable de su minivan GL8 y ha comenzado a importar el Chevrolet Tahoe a China, aunque con modificaciones para eludir altos impuestos de importación. Los críticos de G.M. y otros fabricantes de automóviles extranjeros sugieren que una "arrogancia" prevalente hacia los competidores chinos ha contribuido a su declive. El rápido ascenso de las marcas chinas en los segmentos de eléctricos e híbridos ha sacudido la confianza de los fabricantes extranjeros, empujándolos a reconsiderar sus estrategias en un mercado que una vez se vio como una mina de oro. A medida que la industria automotriz se encuentra en una encrucijada, el caso de G.M. sirve como un recordatorio de la importancia de la adaptabilidad y la comprensión del mercado local. La transformación del panorama automotriz chino es un testimonio del rápido avance de la nación y una clara advertencia para las empresas extranjeras: la innovación y la capacidad de respuesta son primordiales para mantener una ventaja competitiva en este mercado en constante evolución.