Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Las operaciones de rescate continúan en Vanuatu tras un devastador terremoto de magnitud 7.3 que azotó a la nación insular del Pacífico Sur el martes. El terremoto ha resultado en al menos 14 muertes confirmadas y más de 200 personas heridas, con el número de fallecidos esperado que aumente a medida que continúan los esfuerzos de rescate. El sismo, que ocurrió a la 1:30 PM, hora local, tuvo su epicentro aproximadamente a 30 kilómetros al oeste de la capital, Port Vila, y ha causado una destrucción generalizada en la región. A medida que caía la noche del miércoles, los equipos de rescate, compuestos por voluntarios locales y trabajadores humanitarios internacionales, seguían buscando entre los escombros de los edificios que colapsaron durante el terremoto. Muchas áreas de Port Vila, la ciudad más grande de Vanuatu, han quedado en ruinas, con informes de sobrevivientes atrapados bajo los escombros. El principal hospital de la ciudad, el Hospital Central de Vila, ha estado abrumado por la cantidad de heridos, lo que ha llevado a la transferencia de pacientes a instalaciones militares, ya que el hospital sufrió daños significativos. El impacto del terremoto también ha afectado la infraestructura de Port Vila. Dos grandes reservorios han sido destruidos, dejando a la capital sin un suministro de agua confiable, lo que ha llevado a los residentes a hacer fila para conseguir agua embotellada. Crecen las preocupaciones por la propagación de enfermedades transmitidas por el agua, especialmente entre los niños, ya que las familias recurren a beber agua potencialmente contaminada. La falta de agua potable se está convirtiendo en un problema crítico, con UNICEF informando un aumento en los casos de diarrea entre los niños. Además de las pérdidas humanas, la infraestructura de telecomunicaciones de Port Vila ha sufrido un colapso casi total. A medida que comenzaban los esfuerzos por restaurar la comunicación, muchas familias luchaban por confirmar la seguridad de sus seres queridos. Los daños a los cables submarinos han interrumpido los servicios de internet, mientras que los cortes de energía han agravado los desafíos que enfrentan los residentes. Las secuelas del terremoto también han causado daños en edificios diplomáticos que albergan varias embajadas, incluidas las de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Nueva Zelanda. Aunque el personal de las embajadas fue reportado a salvo, las instalaciones mismas han quedado inoperativas, complicando los esfuerzos de apoyo internacional. En términos de desafíos logísticos, todos los vuelos comerciales han sido suspendidos debido a daños en el aeropuerto y el puerto. Sin embargo, se espera que los vuelos de ayuda de emergencia comiencen en breve, facilitados por ingenieros franceses y el apoyo militar de Australia y Nueva Zelanda. Estos vuelos tienen como objetivo entregar suministros y personal muy necesarios para ayudar en las operaciones de búsqueda y rescate. El terremoto ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Vanuatu, situado en una zona de subducción donde las placas tectónicas se desplazan con frecuencia, causando desastres naturales. A pesar de los códigos de construcción destinados a mitigar los daños por terremotos, la magnitud de este desastre ha superado muchas expectativas, llevando a los funcionarios a evaluar la extensión total de la destrucción. A medida que continúan los esfuerzos de rescate, la comunidad internacional se ha movilizado para brindar apoyo a Vanuatu. Organizaciones de ayuda, incluida la Federación Internacional de la Cruz Roja, han movilizado recursos y personal para asistir en los esfuerzos de recuperación. Sin embargo, a medida que la situación evoluciona, el enfoque sigue estando en localizar y rescatar a los desaparecidos y abordar las necesidades urgentes de la población afectada. El camino hacia la recuperación será largo, pero la resiliencia del pueblo de Vanuatu y el apoyo de la comunidad global ofrecen un rayo de esperanza en estos tiempos difíciles.