El cierre de la embajada de EE. UU. resalta la grave situación de Vanuatu tras el devastador terremoto.

El cierre de la embajada de Estados Unidos en Vanuatu subraya el devastador impacto del terremoto de magnitud 7.3 que golpeó a la nación insular el martes por la tarde. Según un comunicado de la embajada de EE. UU. en Papúa Nueva Guinea, la embajada en Port Vila sufrió "daños considerables" y permanecerá cerrada hasta nuevo aviso. Esta decisión refleja la gravedad de la situación mientras las operaciones de rescate continúan tras el sismo. El terremoto ocurrió a las 12:47 PM, hora local, a una profundidad de 57 kilómetros, aproximadamente a 30 kilómetros de la costa de Efate, la isla principal de Vanuatu. Los informes desde el terreno indican que el temblor causó una destrucción significativa, con Michael Thompson, un residente local y propietario de un negocio, describiendo la escena como catastrófica. Señaló que la planta baja del edificio que alberga las embajadas de EE. UU. y Francia se había colapsado bajo el peso de los pisos superiores, dejando una escena de devastación. El desgarrador relato de Thompson reveló las sombrías realidades del desastre. “Hay personas en los edificios del centro. Había cuerpos allí cuando pasamos”, relató, enfatizando la urgente necesidad de rescate y asistencia médica. También se había producido un deslizamiento de tierra en una carretera, cubriendo un autobús, lo que aumentó aún más los temores sobre las víctimas. A medida que los equipos de emergencia se movilizan, Thompson informó que la mayoría de las redes móviles en la zona estaban inactivas, complicando los esfuerzos de comunicación. "Simplemente están avanzando con una operación de rescate. El apoyo que necesitamos del extranjero es evacuación médica y rescate cualificado", declaró, destacando la necesidad crítica de asistencia externa para enfrentar las secuelas del terremoto. Imágenes compartidas por Thompson mostraron a equipos de rescatistas uniformados trabajando diligentemente en el lugar de un edificio colapsado, donde un techo exterior se había derrumbado, aplastando varios vehículos. Las calles de la ciudad estaban llenas de vidrios rotos y escombros, pintando un panorama desolador de las consecuencias del desastre. Si bien no se observó un tsunami inmediato, se emitió brevemente una advertencia, prediciendo olas de hasta un metro en algunas áreas. Afortunadamente, esta advertencia fue levantada poco después. Sin embargo, el temor a una mayor actividad sísmica sigue siendo palpable en una región conocida por su vulnerabilidad a terremotos y otros desastres naturales. Vanuatu, hogar de aproximadamente 320,000 personas, se encuentra a lo largo del Anillo de Fuego sísmico, lo que lo hace particularmente susceptible a terremotos, tsunamis, inundaciones y tormentas. El Informe Mundial de Riesgos anual clasifica constantemente a Vanuatu entre las naciones más en riesgo de desastres naturales, un hecho subrayado por este último evento. A medida que la nación lidia con los efectos inmediatos del terremoto, el enfoque sin duda se trasladará a los esfuerzos de recuperación a largo plazo, la reconstrucción de infraestructuras y la garantía de la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos en un entorno que no es ajeno a las calamidades naturales.