Un devastador terremoto de magnitud 7.3 sacude Vanuatu, provocando destrucción y temores.

Un devastador terremoto de magnitud 7.3 sacude Vanuatu, provocando destrucción y temores.

Un terremoto de magnitud 7.3 golpeó Vanuatu, causando una gran destrucción en Port Vila, con víctimas confirmadas y esfuerzos de rescate urgentes en marcha.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Un poderoso terremoto golpeó el país insular del Pacífico, Vanuatu, el martes, causando una destrucción generalizada en la capital, Port Vila, y generando temores de víctimas. El sismo, registrado con una magnitud de 7.3, ocurrió a las 12:47 p.m. hora local y tuvo su epicentro frente a la costa de Efate, la isla principal de Vanuatu, a una profundidad de aproximadamente 35 millas. Los testigos informaron sobre escenas desgarradoras en Port Vila, donde se reportaron edificios aplastados y dañados, incluyendo una estructura que alberga la embajada de EE. UU. y varias misiones diplomáticas de otras naciones. Dan McGarry, un periodista local con amplia experiencia en la región, describió el terremoto como el más violento que había encontrado en más de dos décadas. "He visto muchos terremotos grandes, nunca uno como este", relató, mientras la policía confirmaba al menos una fatalidad y múltiples heridos, con víctimas siendo trasladadas a hospitales. Imágenes compartidas en redes sociales mostraron una devastación significativa, particularmente dentro del edificio diplomático que albergaba la embajada de EE. UU. en su planta baja. El residente Michael Thompson transmitió la gravedad de la destrucción, afirmando: "Eso ya no existe. Está completamente plano." Expresó graves preocupaciones por cualquier persona que pudiera haber estado dentro de la embajada en ese momento, sugiriendo que la situación era crítica. En respuesta a la catástrofe, la embajada de EE. UU. en Papúa Nueva Guinea anunció el cierre temporal de su misión en Vanuatu debido a "daños considerables". De manera similar, la Alta Comisión de Nueva Zelanda, ubicada en el mismo edificio, reportó haber sufrido "daños significativos", lo que generó expresiones de preocupación por parte de funcionarios neozelandeses. Thompson, quien opera un negocio de aventuras en tirolesa, notó la presencia de cuerpos en los escombros mientras comenzaban las operaciones de rescate. Un deslizamiento de tierra también había sepultado un autobús, lo que llevó a temores de más fatalidades. "Simplemente están avanzando con una operación de rescate", dijo, enfatizando la urgente necesidad de evacuación médica y personal de rescate especializado entrenado para responder a desastres por terremotos. Las secuelas del terremoto dejaron a Port Vila en un estado de caos, con calles llenas de escombros, vidrios rotos y estructuras colapsadas. Imágenes en video destacaron los esfuerzos de rescatistas uniformados y servicios de emergencia respondiendo al caos, mientras trabajaban diligentemente para evaluar los daños y ayudar a quienes lo necesitaban. Nibhay Nand, un farmacéutico con sede en Sídney y vínculos comerciales en el Pacífico Sur, informó que la mayoría de las tiendas en Port Vila habían sido "destruidas", y otros edificios cercanos habían colapsado. "Estamos esperando a que todos se conecten para saber cuán devastador y traumático será esto", comentó, reflejando la angustia de la comunidad. Inmediatamente después del terremoto, se emitió brevemente una alerta de tsunami, pronosticando olas de hasta tres pies en ciertas áreas. Sin embargo, la alerta fue levantada por el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, aliviando algunos temores de desastres naturales adicionales. Vanuatu, un archipiélago bajo de alrededor de 320,000 residentes, no es ajeno a la actividad sísmica, dada su ubicación a lo largo del Anillo de Fuego del Pacífico. La región es famosa por su susceptibilidad a terremotos, tormentas, inundaciones y tsunamis, lo que convierte este último desastre en un recordatorio contundente de los desafíos que enfrentan las comunidades en esta parte vulnerable del mundo. A medida que continúan los esfuerzos de rescate y recuperación, permanece la esperanza de que la magnitud total de los daños y la pérdida de vidas pueda evaluarse rápidamente, con la comunidad internacional lista para ofrecer apoyo durante este tiempo crítico.

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