Asesinato de CEO de UnitedHealthcare desata indignación y demanda de reforma sanitaria

Asesinato de CEO de UnitedHealthcare desata indignación y demanda de reforma sanitaria

El asesinato de Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare, desata indignación sobre el fallido sistema de salud estadounidense y sus efectos devastadores.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El asesinato de Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare, ha provocado una oleada de indignación y reflexión en torno al sistema de salud estadounidense. Este trágico evento, ocurrido el 5 de diciembre, ha puesto de relieve el descontento creciente contra un modelo sanitario que se ha convertido en un negocio lucrativo en lugar de un derecho humano fundamental. La muerte de Thompson, a manos de Luigi Mangione, un joven ingeniero siciliano, se presenta no solo como un acto de violencia, sino como un grito desesperado contra un sistema que ha deshumanizado a millones de pacientes, reduciéndolos a cifras en balances financieros. La brutal realidad es que cada año, alrededor de 275.000 estadounidenses pierden sus hogares debido a deudas médicas. En un país donde una simple fractura puede generar facturas que superan los 40.000 dólares, el modelo de atención sanitaria se ha convertido en una trampa insostenible, donde la salud se mercantiliza y el sufrimiento se monetiza. Este contexto hace que el clamor de una sociedad hastiada resuene con fuerza, evidenciando la urgencia de revaluar un sistema que prioriza el lucro sobre la vida. El manifiesto de Mangione, encontrado tras su detención, refleja un profundo rechazo hacia las políticas de las aseguradoras que, según él, "anteponen los dividendos a las vidas humanas". La crítica es directa y contundente, señalando a las grandes corporaciones de seguros, con UnitedHealthcare a la cabeza, como perpetradoras de una "maquinaria capitalista diseñada para matar lentamente a quienes no tienen el privilegio de ser ricos". Este sentimiento de desesperación no es nuevo; ha sido alimentado durante décadas por un sistema que ha normalizado la exclusión y la denegación de atención médica. UnitedHealthcare, líder en el sector, reportó ingresos de más de 324.000 millones de dólares en 2023, un crecimiento que se ha logrado a costa de prácticas sumamente controvertidas. La denegación de reclamaciones, el rechazo de tratamientos costosos y el encarecimiento de primas son solo algunas de las tácticas que han desatado la ira de los ciudadanos. Alrededor de 27 millones de personas carecen de seguro de salud, y cada año, más de 68.000 mueren por falta de acceso a atención médica básica. Esta situación ha creado una presión social insostenible, que muchos temían que culminaría en un estallido de violencia. El sistema sanitario estadounidense ha operado bajo una lógica de "deny, delay, depose", una estrategia que se refleja en las prácticas de las aseguradoras. Estas palabras, encontradas grabadas en los casquillos de bala en la escena del crimen, simbolizan un enfoque institucionalizado que prioriza las ganancias por encima de la necesidad humana. La frustración de los ciudadanos ha sido palpable y, como ya destacó Michael Moore en su documental "Sicko", la lucha por atención médica se ha convertido en un acto de desesperación para muchos. Mientras el debate se intensifica en Estados Unidos, el eco de esta crisis resuena en otros lugares del mundo. España, por ejemplo, no es inmune a las amenazas de la privatización sanitaria. Aunque el país cuenta con un sistema de salud pública envidiable, se observa un avance silencioso hacia la privatización que pone en riesgo los principios de equidad y accesibilidad. El dato de que casi el 30% de las camas hospitalarias en Madrid son privadas es alarmante y muestra cómo el sistema se erosiona desde adentro. El informe "Health at a Glance 2024" de la OCDE revela que el gasto sanitario privado en España ha superado la media europea, representando el 28% del gasto total en 2024. Esta tendencia se traduce en un desmantelamiento progresivo de los servicios públicos, afectando a la atención primaria que recibe solo el 14% del presupuesto, muy por debajo del 25% recomendado por la OMS. Las largas listas de espera y la creciente dependencia de seguros privados son indicativos de un sistema que se encuentra en una encrucijada. La muerte de Brian Thompson es un síntoma extremo de un mal mayor, una manifestación de un sistema que ha fracasado en su misión de cuidar a la población. La salud no puede ser tratada como un commodity, y el sufrimiento humano no debe ser un instrumento de lucro para las corporaciones. La compasión y la dignidad deben ser restauradas en el núcleo de cualquier modelo sanitario. El clamor por una reforma profunda en el sistema de salud es más urgente que nunca. La tragedia de Thompson podría ser el catalizador que impulse a la sociedad a exigir cambios significativos. La pregunta que queda en el aire es si este lamento se traducirá en acción, en un movimiento que cuestione el statu quo y busque un modelo más humano, donde la salud sea un derecho y no un privilegio. La lucha apenas comienza, y el eco de esa lucha resonará en generaciones venideras.

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