Reflexionan sobre el lenguaje bélico en la comunicación sobre el cáncer

Reflexionan sobre el lenguaje bélico en la comunicación sobre el cáncer

El uso de lenguaje bélico en el cáncer genera debate sobre su impacto en pacientes, sugiriendo una comunicación más empática y realista.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro
Salud

El uso de lenguaje bélico y metáforas deportivas en el contexto de las enfermedades, en especial el cáncer, ha suscitado un debate profundo en el ámbito del periodismo y la comunicación. Durante el XVII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo "El lenguaje de las guerras: cómo contar el conflicto", se discutieron las implicaciones que este tipo de lenguaje tiene en la percepción social de las enfermedades y en la experiencia vivida por los pacientes. Los participantes coincidieron en que, aunque estas metáforas pueden ser efectivas en otros contextos, su aplicación al cáncer puede distorsionar la realidad y generar un sentido de culpa en quienes padecen la enfermedad. La mesa redonda, moderada por Almudena Martínez, coordinadora general de la Fundación San Millán de la Cogolla, reunió a expertos en lingüística, periodismo y oncología. Uno de los puntos más destacados fue la afirmación de Juan Ramón Lucas, periodista y secretario general de la Fundación Sandra Ibarra de Solidaridad frente al Cáncer, quien enfatizó que "el cáncer no es una batalla, ni los pacientes son guerreros". Esta declaración resuena con una realidad que muchos enfermos enfrentan: el hecho de que no siempre es posible "superar" la enfermedad, y el lenguaje bélico puede llevar a un doble sufrimiento, donde el paciente no solo lidia con su enfermedad, sino también con el peso de las expectativas infundidas por este tipo de narrativas. Lucas abogó por una representación más realista y directa del cáncer, sugiriendo que es preferible "llamar al cáncer por su nombre". Criticó el uso de expresiones que pretendan suavizar la situación, argumentando que "no todo es rosa" y que las actitudes positivas no garantizan la superación de la enfermedad. Este enfoque directo podría ofrecer un alivio a aquellos pacientes que se sienten presionados por la idea de tener que "luchar" y "ganar" una guerra que, debido a la naturaleza de la enfermedad, no siempre es posible. Inés Olza, lingüista del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, propuso alternativas al lenguaje bélico, como referirse al cáncer como un "camino" o un "viaje". Aunque estas metáforas son consideradas más suaves, también reflejan la complejidad de la experiencia del paciente. Olza recordó que el uso de términos bélicos no es exclusivo del cáncer, ya que durante la pandemia de COVID-19 también se utilizó un lenguaje similar, sugiriendo que la retórica de guerra es una herramienta común en la comunicación sobre crisis de salud pública. La lingüista Laura Filardo señaló que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que también la construye. Las metáforas que se utilizan, incluidos los eufemismos, pueden tener una carga ideológica significativa. Al comparar la lucha contra el cáncer con una guerra, se corre el riesgo de trivializar la experiencia de los pacientes y de desvirtuar las complejidades de la enfermedad. Esta reflexión es crucial en un momento en que la comunicación clara y empática es más necesaria que nunca. Por otro lado, Jesús Castañón, catedrático de Lengua Castellana y Literatura, destacó el impacto del deporte en la cultura popular y cómo la retórica bélica ha permeado incluso en este ámbito. Según Castañón, el lenguaje deportivo transformó los espacios de juego en "campos de batalla", donde el triunfo y la derrota se viven con una intensidad épica. Sin embargo, al trasladar esta metáfora a las enfermedades, se pierde de vista la experiencia personal y única de cada paciente. Este seminario pone de relieve una discusión necesaria sobre cómo el lenguaje que elegimos afecta no solo la forma en que entendemos la realidad, sino también cómo los pacientes se sienten respecto a su enfermedad. La insistencia en utilizar un lenguaje más humano y verdadero podría ser un paso hacia la creación de un entorno más comprensivo y menos estigmatizante para los pacientes oncológicos. Ante esta reflexión sobre el lenguaje, surge la pregunta: ¿cómo podemos encontrar un balance entre el uso de metáforas que ayuden a comunicar experiencias difíciles y la necesidad de ser fieles a la realidad de enfermedades como el cáncer? Es un desafío que no solo concierne a los periodistas, sino también a los profesionales de la salud, a los pacientes y a la sociedad en su conjunto. El seminario concluyó con un llamado a la acción para que tanto los medios de comunicación como los profesionales sanitarios reconsideren el lenguaje que utilizan. La posibilidad de construir un discurso que no solo informe, sino que también respete y valore la experiencia del paciente, es una tarea que requiere una reflexión profunda y un compromiso con la empatía. Finalizando, el debate sobre el lenguaje bélico y su impacto en la percepción del cáncer pone de relieve la necesidad de un cambio en la comunicación sobre enfermedades. No se trata solo de elegir palabras, sino de crear un espacio donde los pacientes se sientan comprendidos y apoyados en su viaje personal.

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