Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Este verano, la Bahía de Plenty está adoptando un enfoque proactivo hacia la preparación ante desastres, ya que el personal de gestión de emergencias de Tauranga invita a los asistentes a la playa a participar en una innovadora experiencia de entrenamiento sobre tsunamis. Entre diciembre y febrero, residentes y visitantes tendrán la oportunidad de usar visores de realidad virtual (VR) que simulan los angustiosos efectos de un terremoto y el posterior tsunami en la costa de Mount Maunganui. Con más de 110,000 personas viviendo en zonas de evacuación por tsunami en toda la Bahía de Plenty, y más de la mitad de ellas en Tauranga, la iniciativa tiene como objetivo educar a la comunidad sobre las acciones críticas que se deben tomar en caso de un desastre natural. La simulación desarrollada por Emergency Management Bay of Plenty permite a los usuarios experimentar un escenario de 10 minutos que ilustra vívidamente los impactos previstos de un tsunami de 9 metros, provocado por un terremoto significativo en la Trinchera de Kermadec. Los mapas de evacuación actualizados publicados en 2023 subrayan la gravedad de la amenaza, designando amplias áreas costeras de evacuación basadas en una "ola de tsunami máxima creíble" de potencialmente 14 metros. Si bien la probabilidad de que ocurra un tsunami de este tipo es baja, la devastación potencial que podría causar hace que la preparación sea esencial. En caso de un terremoto largo o fuerte—frecuentemente el único precursor de un tsunami—los residentes deben saber que deben buscar rápidamente terrenos más altos. Isaac Orchard, asesor de resiliencia comunitaria del Consejo de la Ciudad de Tauranga, ha identificado una necesidad urgente de más educación práctica sobre terremotos y tsunamis. "Cuando se habla de estos eventos de baja probabilidad, es difícil transmitir su realidad," señaló. La simulación de realidad virtual tiene como objetivo cerrar esta brecha, ofreciendo un entorno seguro para que las personas enfrenten la magnitud de tales desastres. "Es difícil imaginar un tsunami de 9 metros, pero verlo visualmente lo hace real," explicó Orchard. Desarrollada en colaboración con Skills VR y científicos del comportamiento del Instituto de Ciencias Geológicas y Nucleares, esta herramienta de capacitación única es la primera de su tipo en Nueva Zelanda. La simulación guía a los usuarios a través de un pequeño terremoto antes de escalar a uno más grande, lo que les lleva a tomar las medidas adecuadas. Los participantes deben responder, primero "agachándose, cubriéndose y manteniéndose" durante el temblor, y luego moviéndose al punto más alto una vez que reconozcan la llegada del tsunami. La naturaleza accesible de la simulación asegura que casi cualquier persona pueda participar, aunque se recomienda para aquellos de 12 años en adelante debido a los escenarios potencialmente angustiosos representados. Como señaló Orchard, existe una brecha significativa en las opciones de aprendizaje interactivo para la educación sobre desastres, lo que convierte esta experiencia de VR en un recurso valioso. Los primeros probadores de la simulación la han encontrado tanto esclarecedora como inquietante. Un participante describió cómo la experiencia de VR iluminó los impactos inmediatos de un tsunami, transformando el conocimiento abstracto en una comprensión visceral de lo que podría suceder. La simulación los llevó a través del proceso de ayudar a otros durante un terremoto, presenciando la retirada dramática del océano y, en última instancia, experimentando la abrumadora fuerza del tsunami. A medida que avanza el verano, el público tendrá numerosas oportunidades para participar en esta capacitación crucial, asegurando que más personas estén preparadas para responder de manera efectiva ante desastres naturales. Participar en este enfoque innovador de preparación ante emergencias no solo crea conciencia, sino que potencialmente salva vidas en caso de un tsunami real.