Transformando la tragedia en triunfo: cómo la cirugía ofrece esperanza a los sobrevivientes de fístula.

Transformando la tragedia en triunfo: cómo la cirugía ofrece esperanza a los sobrevivientes de fístula.

Alice Wanjiru, una mujer keniana, superó las dificultades de la fístula obstétrica, mostrando la necesidad de atención materna accesible y apoyo.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro
Salud

En muchas partes del mundo, el embarazo puede estar lleno de peligros, una realidad sombría subrayada por la historia de Alice Wanjiru, una mujer keniana que sufrió los efectos debilitantes de una fístula obstétrica. Con solo 20 años y embarazada por primera vez, Wanjiru soportó una lesión durante el parto que la dejó con una condición que le cambió la vida: una que conduce a la incontinencia continua debido a un desgarro entre la vagina y el recto, a menudo resultado de un trabajo de parto prolongado sin acceso a servicios médicos de emergencia, como una cesárea. Durante una década, Wanjiru enfrentó un ciclo de vergüenza y aislamiento. Luchando con el costo físico y emocional de su condición, se describía a sí misma como "la mujer que huele mal", una etiqueta que surgía del estigma social más que de sus propias acciones. Sus intentos de mantener la higiene fueron incansables; se bañaba varias veces al día y usaba compresas para manejar la situación, pero la humillación estaba siempre presente. Su esposo la abandonó, y la comunidad que una vez la abrazó se volvió en su contra, dejándola lidiando con sentimientos de inutilidad y desesperación. Wanjiru no está sola. Se estima que entre uno y dos millones de mujeres en todo el mundo viven con fístulas, predominantemente en regiones empobrecidas donde el acceso a atención materna adecuada es limitado. Muchas de estas mujeres enfrentan luchas similares, forzadas al silencio por el estigma social y la vergüenza personal. En los países desarrollados, los avances en el cuidado obstétrico han hecho que tales condiciones sean casi obsoletas, sin embargo, siguen siendo una dura realidad en muchas partes del mundo. El trauma emocional y el sufrimiento físico infligidos por las fístulas son profundos. Durante entrevistas realizadas en el Hospital de Misión Jamaa en Nairobi, las lágrimas fluían libremente mientras las mujeres relataban sus experiencias. Muchas creían que habían sido maldecidas, culpándose a sí mismas por su situación. Sin embargo, la solución a su sufrimiento es sencilla y asequible. En el caso de Wanjiru, un simple procedimiento quirúrgico reparó su lesión, restaurando su dignidad y permitiéndole recuperar su vida. Organizaciones como la Fistula Foundation desempeñan un papel fundamental en esta transformación. Ofreciendo cirugías por tan solo $619, la fundación ha facilitado más de 100,000 cirugías en más de 30 países. Esta organización sin fines de lucro no solo proporciona soluciones inmediatas, sino que también invierte en la capacitación de proveedores de atención médica, ampliando así el acceso a cuidados críticos y, en última instancia, reduciendo la incidencia de fístulas. A medida que crece la conciencia sobre este tema, también lo hace la oportunidad de cambio. Muchos pueden sentirse desanimados por los desafíos que persisten en el mundo, pero es crucial reconocer que existen soluciones. La alegría experimentada por las mujeres que han pasado por cirugías exitosas es palpable, como lo demuestran los relatos de libertad y propósito renovados. Una mujer, que había contemplado el suicidio debido a su condición, expresó cómo su vida se transformó completamente después de la cirugía; ahora podía participar en la vida sin la carga constante de la vergüenza. La situación de las pacientes con fístula es emblemática de problemas sistémicos más amplios: pobreza, desigualdad de género y servicios de salud inadecuados. Estas mujeres a menudo están marginadas, enfrentando barreras que agravan su sufrimiento. Sin embargo, su resiliencia es inspiradora. Por ejemplo, Gladys Kerubo Makori, una víctima de fístula obstétrica durante casi 17 años, ahora se dedica a ayudar a otras a encontrar tratamiento, ilustrando cómo el ciclo de sufrimiento puede romperse y transformarse en un ciclo de esperanza y recuperación. Al reflexionar sobre el estado de la salud global, se nos recuerda que, aunque algunos problemas puedan parecer insuperables, existen caminos para un cambio impactante. Al apoyar a organizaciones dedicadas a abordar estas crisis de salud, podemos ayudar a elevar a las mujeres de la desesperación hacia un futuro lleno de posibilidades. Es imperativo que no cerremos los ojos al sufrimiento de aquellos en nuestra comunidad global; en cambio, debemos actuar para asegurar que ninguna mujer sufra innecesariamente a causa de fístulas obstétricas. Juntos, podemos iluminar un camino hacia adelante, reavivando la esperanza donde casi se ha extinguido.

Ver todo

Lo último en El mundo