Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La pornografía se ha convertido en un tema de creciente preocupación en la sociedad contemporánea, especialmente entre los adolescentes, quienes la consumen con mayor frecuencia que nunca. Según investigaciones recientes, los jóvenes estadounidenses acceden a contenido pornográfico en línea por primera vez a los 12 años, y un alarmante 73% de los menores de 17 años han tenido algún tipo de exposición a este material. Ante esta realidad, académicos y expertos en salud mental están abogando por una "alfabetización pornográfica" que permita a los adolescentes y sus padres mantener conversaciones abiertas y realistas sobre este fenómeno. Brian Willoughby, científico social de la Universidad Brigham Young, es uno de los investigadores que ha tomado la delantera en este tema. A menudo se encuentra en situaciones incómodas, en las que debe explicar a los padres que sus hijos están consumiendo pornografía, a veces de forma intencionada, a veces accidental. Su mensaje es claro: ignorar el tema no es una opción. “La pornografía es una realidad en el mundo moderno. Hay que tener una comprensión realista de lo que está ocurriendo”, asegura Willoughby, enfatizando que la pornografía actual difiere drásticamente de la que los padres podrían haber conocido en su juventud. Este enfoque pragmático se ha vuelto esencial, ya que muchos padres intentan prohibir el acceso al material pornográfico o desear que desaparezca, sin comprender la ubiquidad y la naturaleza dura del contenido que los adolescentes encuentran en línea. “La pornografía actual no es solo desnudez. Es una representación gráfica que puede ser violenta y engañosa”, advierte Willoughby. La distancia entre la percepción de los adultos sobre la pornografía y la realidad del contenido que consumen los adolescentes puede ser abismal. Las estadísticas revelan que más de la mitad de los adolescentes que han visto pornografía han estado expuestos a violencia sexual, lo cual plantea serias preocupaciones sobre el impacto de este contenido en su comprensión de la sexualidad y las relaciones. Investigadores como Emily Pluhar, psicóloga clínica de Harvard, han señalado que, aunque el tema es incómodo, no se puede ignorar. “La pornografía está ahí, y si no se habla de ello, solo irá a peor”, advierte. La discusión sobre la pornografía no se limita a la aprobación o desaprobación del contenido; se trata de educar a los adolescentes sobre lo que realmente significa. Sin embargo, los expertos aún no han llegado a un consenso sobre si el consumo de pornografía es perjudicial en todos los casos. Beata Bothe, psicóloga de la Universidad de Montreal, indica que algunos tipos de pornografía pueden afectar la salud sexual de quienes la consumen, mientras que otros no parecen tener efectos negativos. Esto sugiere que el impacto puede variar enormemente según la naturaleza del contenido y la predisposición del espectador. Además, los estudios han mostrado que el consumo de pornografía puede influir en el comportamiento sexual de los adolescentes. Un estudio realizado en los Países Bajos encontró que aquellos que consumían más pornografía tendían a involucrarse en conductas sexuales más avanzadas a una edad más temprana. Sin embargo, la relación entre el consumo de pornografía y el comportamiento sexual no es clara; no está definido si la pornografía impulsa el comportamiento o si los adolescentes más sexualmente activos buscan este contenido. A medida que las plataformas digitales continúan evolucionando, los expertos advierten que la experiencia del sexo virtual se volverá más intensa y personalizada, lo que hace aún más urgente la necesidad de iniciar conversaciones sobre este tema. “La pornografía es como una película que distorsiona la realidad. Es importante que los adolescentes entiendan que lo que ven no refleja la complejidad de las relaciones reales”, explica Bothe. Los investigadores sugieren que los padres desempeñan un papel crucial en la educación sobre la pornografía. A menudo, los adultos temen que hablar sobre el tema incite a sus hijos a buscarlo, pero Willoughby sostiene que este es un mito. “Los adolescentes van a mirar pornografía, hables con ellos o no. Si deseas tener alguna influencia en su vida, debes tener esta conversación”, concluye. Finalmente, aunque la alfabetización pornográfica es un paso en la dirección correcta, los académicos también abogan por soluciones a largo plazo que incluyan herramientas más efectivas para bloquear el acceso a contenido pornográfico y fomentar un entorno en el que los adolescentes puedan desarrollarse sexualmente de manera más saludable y adecuada a la realidad. La conversación sobre la pornografía no solo es necesaria; es esencial para ayudar a los jóvenes a navegar un mundo en el que este tipo de contenido está fácilmente disponible y es a menudo inalcanzable.