Juan Brignardello Vela
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En un encuentro dramático y electrizante el martes por la noche, Atalanta mostró su tenacidad y habilidad contra los campeones europeos reinantes, el Real Madrid, aunque finalmente sucumbieron a una derrota de 3-2. Gian Piero Gasperini, el arquitecto detrás del asombroso ascenso de Atalanta en los últimos ocho años, se mantuvo centrado en medio del bombo, insistiendo en que ningún equipo puede considerarse verdaderamente favorito contra una potencia como el Madrid. Sin embargo, el partido sirvió como un testimonio de la notable transformación de Atalanta, de un club que una vez celebró su ascenso a la Serie A a una formidable fuerza tanto en competiciones nacionales como europeas. Bajo la dirección de Gasperini, Atalanta ha reescrito su narrativa, posicionándose orgullosamente en la cima de la Serie A esta temporada, un lugar que nunca había ocupado en esta etapa de la campaña. Cuando los aficionados estallaron en celebraciones tras una reciente victoria por 2-1 sobre el AC Milan, cantos resonaron en el Estadio Gewiss, reflejando la creíble sensación de que un Scudetto podría estar pronto al alcance. El viaje de Gasperini con Atalanta ha sido uno de altibajos, siendo la reciente aparición en la Supercopa contra el Madrid lo que él describió como un punto culminante en la historia del club. Este momento llegó después de un emocionante triunfo en la Europa League, que no solo añadió trofeos, sino que también mejoró significativamente las finanzas del club. Sin embargo, la alegría del éxito se vio atenuada por desafíos, ya que jugadores clave buscaban transferencias y las lesiones afectaban al equipo. A pesar de estos obstáculos, Atalanta ha mostrado resiliencia, habiendo asegurado nueve victorias consecutivas en la liga, incluyendo impresionantes triunfos contra Napoli y Roma. Su poder ofensivo ha sido evidente, con Mateo Retegui haciendo una temprana oferta por el título de Capocannoniere. La profundidad de plantilla que Gasperini ha cultivado permite un estilo de juego dinámico y implacable, incluso frente a la adversidad. Contra el Real Madrid, el espíritu de Atalanta brilló, particularmente después de un revés cuando Kylian Mbappé anotó su primer gol para el Madrid. El equipo respondió con determinación, logrando igualar el marcador a través de un astuto penalti conseguido por su defensor veterano, Saed Kolasinac. Sin embargo, la experiencia y calidad del Madrid resultaron decisivas al capitalizar los errores defensivos para recuperar la delantera. El partido también destacó el crecimiento continuo de jugadores como Ademola Lookman, quien sigue en la contienda por el premio al Jugador Africano del Año, y Retegui, quien se ha convertido en una figura clave en el ataque. Sus actuaciones, incluso en medio de oportunidades perdidas, subrayan el potencial dentro de este equipo de Atalanta para desafiar por el título de liga. Las reflexiones de Gasperini tras el partido enfatizaron un sentido de propósito y motivación, afirmando: “Podemos ganar estos partidos.” Esta convicción es vital mientras Atalanta navega por el exigente panorama de la Serie A, donde la disparidad de riqueza tradicionalmente complica el desafío por el título de un club más pequeño. Sin embargo, el entrenador comienza a abrazar la idea de que su equipo podría estar al borde de algo extraordinario, trazando paralelismos con el histórico equipo de Sampdoria que se coronó campeón en 1991 tras un período similar de crecimiento constante y éxito. A medida que avanza la temporada, el viaje de Atalanta sigue cautivando a aficionados y comentaristas por igual, insinuando que este podría ser, de hecho, su año. La atmósfera alrededor del Estadio Gewiss es eléctrica, con los seguidores uniéndose en su creencia de que pueden lograr algo notable. Mientras cantan, "Vin-ce-RE-mooo! Vin-ce-RE-moooo! Vin-ce-RE-mooo il tricolor!" queda claro que el sueño de levantar el Scudetto ya no es solo un pensamiento ilusorio, sino un objetivo tangible al alcance.