Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el Congreso de la FIFA se reúne virtualmente hoy, todas las miradas están puestas en el anuncio que se espera que corone a Arabia Saudita como la nación anfitriona de la Copa Mundial masculina de 2034. Esta decisión, que ha generado un considerable discurso y debate, sigue a un proceso de licitación controvertido que muchos han criticado por su falta de transparencia y competencia. La próxima Copa Mundial en 2030 será un evento colaborativo que involucrará a España, Portugal y Marruecos, marcando un hito significativo: el centenario del torneo inaugural en 1930. Sin embargo, el foco se trasladará exclusivamente a Arabia Saudita para la edición de 2034, convirtiéndola en la primera Copa Mundial en contar con 48 equipos en una sola nación, un logro histórico en el legado de este torneo. La candidatura de Sudán para los derechos de hospedaje ha enfrentado un escrutinio, especialmente a través del prisma de la defensa de los derechos humanos. Los críticos señalan las preocupaciones persistentes sobre el historial del país en esta área, paralelamente a las discusiones que rodearon la organización de Catar de la Copa Mundial anterior en 2022. A pesar de las posibles objeciones, parece que la votación de hoy será una mera formalidad, con Arabia Saudita lista para recibir los derechos de hospedaje sin competidores que desafíen su oferta. El camino hasta este punto ha sido pavimentado por la iniciativa Vision 2030 del gobierno saudita, presentada en 2016 bajo el príncipe heredero Mohammed Bin Salman. Este ambicioso programa tiene como objetivo diversificar la economía del reino y reducir su dependencia del petróleo, identificando el deporte como una herramienta crítica para mejorar el perfil global de Arabia Saudita. La nación ha realizado inversiones significativas en varios eventos deportivos de alto perfil, desde boxeo y Fórmula 1 hasta lucha libre profesional, y ha atraído a algunas de las mayores estrellas del fútbol a su liga nacional, incluidos Cristiano Ronaldo y Neymar. La búsqueda de los derechos para organizar la Copa Mundial ha sido un objetivo de larga data para Arabia Saudita, especialmente tras la exitosa candidatura de Catar para el torneo de 2022. Inicialmente, Arabia Saudita apuntaba a 2030 y exploró diversas opciones de coorganización con países como Grecia y Egipto. Sin embargo, a medida que el interés de otras naciones disminuyó y las decisiones recientes de la FIFA favorecieron un enfoque más simplificado, la candidatura de 2034 se volvió más viable. La relación del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, con el liderazgo saudita también ha desempeñado un papel crucial en esta narrativa. Ambos han sido vistos juntos en varios eventos a lo largo de los años, consolidando una asociación que parece beneficiar a ambas partes. Los intereses comerciales son evidentes, con la empresa estatal saudita Aramco asegurando una asociación con la FIFA, alineándose con el patrón de Copas Mundiales anteriores que vieron arreglos similares. ¿Qué depara el futuro para Arabia Saudita mientras se prepara para albergar este evento monumental? El reino ya ha trazado planes para un ambicioso proyecto de infraestructura que incluye la construcción de 11 estadios, con inversiones significativas destinadas al Estadio Internacional Rey Salman, que albergará tanto el partido inaugural como la final. A medida que el Congreso de la FIFA hoy afirma la posición de Arabia Saudita, las implicaciones son vastas. El reino está listo para mostrar su cultura futbolística a millones de personas en todo el mundo, reforzando su deseo de emerger como un jugador clave en la arena deportiva internacional. Si este movimiento beneficiará en última instancia las ambiciones turísticas de Arabia o si continuará alimentando los debates en curso sobre derechos humanos y gobernanza ética, está por verse. Sin embargo, una cosa es clara: la Copa Mundial de 2034 ya está tomando forma, y no hay vuelta atrás.