Los mariscales de campo de los Colts, Ehlinger y Richardson, convierten su amistad en una fórmula ganadora en el campo.

Los mariscales de campo de los Colts, Ehlinger y Richardson, convierten su amistad en una fórmula ganadora en el campo.

Los mariscales de campo de los Colts, Sam Ehlinger y Anthony Richardson, fomentan una fuerte amistad, ayudándose mutuamente a crecer y tener éxito en medio de las presiones competitivas.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Deportes

En el mundo de los deportes profesionales, donde la competitividad a menudo eclipsa la camaradería, el vínculo entre los mariscales de campo de los Indianapolis Colts, Sam Ehlinger y Anthony Richardson, se destaca como una narrativa refrescante. Su amistad se ha convertido en un elemento esencial para ambos atletas, ayudando a Richardson a recuperarse de un comienzo difícil en su carrera y revitalizando la temporada de los Colts. Ehlinger, un veterano en un papel crucial como suplente, ha tomado la iniciativa de mentorear a Richardson desde que los Colts seleccionaron al joven atleta en el cuarto lugar del draft de 2023. Este mentorazgo se ha manifestado de diversas maneras, desde pasar incontables horas juntos en la sala de análisis de videos hasta participar en competiciones amistosas en un aro de baloncesto miniatura en el gimnasio del equipo. Estos momentos ligeros sirven como un refrescante descanso de las presiones de sus posiciones, fomentando una fuerte conexión que ha demostrado ser beneficiosa, especialmente en tiempos difíciles. La prueba más significativa de su relación llegó cuando Richardson enfrentó un período de dos semanas en la banca, un tiempo que lo dejó cuestionando su futuro en la liga. Mientras muchos en la NFL scrutinizaban su desempeño y lo etiquetaban como un "tap out" contra los Houston Texans, Ehlinger se presentó como un aliado inquebrantable. Le ofreció a Richardson la gracia y comprensión que a menudo escasean en el competitivo entorno del fútbol profesional. "A veces te sumerges tanto en esta vida de fútbol que olvidas que somos humanos y tenemos emociones", explicó Richardson. La disposición de Ehlinger para apoyarlo emocional y mentalmente durante un momento tumultuoso no solo fue bienvenida, sino necesaria. Sus sesiones juntos no solo han girado en torno a los libros de jugadas y estrategias de juego, sino que también han incluido discusiones sobre el crecimiento personal y el bienestar emocional. Este enfoque holístico ha permitido a Richardson reevaluar su dedicación a su oficio y esforzarse por cumplir con los altos estándares establecidos para él, un mensaje que Ehlinger estaba ansioso por transmitir. Este mentorazgo alcanzó un punto de inflexión cuando Richardson regresó a la titularidad con renovado vigor, llevando a los Colts a victorias significativas, incluida una emocionante remontada contra los New York Jets. La desinteresada entrega de Ehlinger y su compromiso con el crecimiento de Richardson no han pasado desapercibidos. El gerente general de los Colts, Chris Ballard, elogió a Ehlinger por encarnar al mariscal de campo suplente ideal: uno que compite ferozmente mientras nutre al titular. "Él entiende que tiene que ayudar a preparar al titular", comentó Ballard, enfatizando lo único que es el papel de Ehlinger en una liga donde los egos a menudo pueden chocar. A medida que mejora el rendimiento de Richardson, este se convierte en un testimonio de la inversión de tiempo y energía realizada por ambos mariscales. La relación se ha vuelto simbiótica: el floreciente éxito de Richardson en el campo es un reflejo de la orientación y apoyo de Ehlinger. Su vínculo no solo refuerza un ambiente positivo en el equipo, sino que también ejemplifica la profundidad de carácter necesaria para prosperar en situaciones de alta presión. Mirando hacia adelante, ambos jugadores enfrentan incertidumbres: Richardson mientras continúa consolidando su lugar como mariscal de campo franquicia y Ehlinger a medida que se aproxima a la agencia libre. Sin embargo, a pesar de las preguntas inminentes sobre sus futuros, su enfoque sigue siendo el presente: ganar partidos y crecer como individuos. "Ganar es divertido", dijo Ehlinger, encapsulando el espíritu de su viaje juntos. En última instancia, la amistad entre Ehlinger y Richardson sirve como un recordatorio conmovedor del lado humano del deporte, donde las relaciones a menudo redefinen el éxito. A medida que los Colts avanzan hacia una posible plaza en los playoffs, la base construida entre estos dos mariscales será fundamental para navegar los desafíos que se avecinan.

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