Juan Brignardello Vela
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La erupción del Monte Kanlaon en la isla central de Negros ha provocado una orden de evacuación masiva para casi 90,000 residentes, ya que el volcán expulsó una columna de ceniza, lava y grandes rocas de dos millas de altura el lunes por la tarde. Las autoridades filipinas elevaron el nivel de alerta a 3, lo que indica un riesgo significativo de erupciones explosivas adicionales en un futuro cercano. Teresito Bacolcol, jefe de sismología del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología, caracterizó el evento como altamente destructivo, advirtiendo que la actividad volcánica representa una amenaza letal para la vida y la propiedad. “Esto puede matar”, enfatizó Bacolcol, destacando el potencial de la erupción para incinerar todo a su paso, incluyendo vegetación, edificios y vidas humanas. En respuesta a la erupción, los funcionarios establecieron una zona de peligro que se extiende seis kilómetros, o 3.7 millas, alrededor del volcán. Esta medida de precaución afecta a aproximadamente 47,000 personas en el municipio montañoso de La Castellana, según informó la Oficina de Defensa Civil. Para facilitar la evacuación, el Estadio Panaad en la ciudad de Bacolod ha sido designado como el refugio principal, con capacidad para albergar hasta 30,000 personas. Además, las autoridades locales han establecido refugios temporales en once aldeas cercanas para proporcionar refugio a los desplazados. Filipinas alberga alrededor de 100 volcanes, de los cuales 24 están actualmente clasificados como activos, debido a su ubicación en el Anillo de Fuego del Pacífico, un área conocida por su actividad sísmica y volcánica. El Monte Kanlaon tiene una larga historia de erupciones, habiendo entrado en erupción más de 40 veces desde que comenzaron los registros en 1866. El evento más trágico de estos ocurrió en 1996, cuando tres excursionistas perdieron la vida debido a una erupción repentina. A medida que la situación continúa desarrollándose, las autoridades están monitoreando de cerca la actividad del Monte Kanlaon y están preparadas para implementar medidas adicionales en caso de que la amenaza volcánica aumente. Con la seguridad de los residentes como prioridad, se están llevando a cabo esfuerzos de respuesta rápida para garantizar el bienestar de aquellos afectados por este desastre natural. Mientras el peligro inmediato acecha, la comunidad se está uniendo para brindar apoyo y asistencia a las familias en evacuación, demostrando resiliencia ante la furia de la naturaleza.