Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que la Asociación de Gobernadores Demócratas se reunió en Beverly Hills, California, la conversación en torno a la edad y sus implicaciones para el futuro del partido ha adquirido una urgencia renovada. Con la edad del presidente Joe Biden—ahora de 82 años—siendo un punto focal de críticas durante el reciente ciclo electoral, los líderes del partido se encuentran lidiando con una pregunta aún más apremiante: ¿Qué tan viejo es demasiado viejo para postularse a la presidencia en 2028? En el encuentro, que incluyó a destacados gobernadores y potenciales candidatos, hubo una clara reticencia a establecer un límite de edad definitivo para los aspirantes a la presidencia. La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, con 65 años, afirmó con énfasis: "No existe tal cosa", enfatizando que la edad debería evaluarse en términos de vitalidad y no simplemente como un número. El gobernador de California, Gavin Newsom, de 57 años, expresó sentimientos similares, desestimando la noción de que 80 años sea un umbral como "absurdo". Los gobernadores recordaron cómo han cambiado las percepciones sobre la edad. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, también de 65 años, comentó sobre cómo las opiniones sociales han cambiado, señalando que ahora las personas ven a quienes están en sus 60 años de manera muy diferente a como lo hacían en el pasado. "Tengo 65 años. No estoy casi muerta", afirmó, reflejando una creciente creencia entre los asistentes de que la edad no debería obstaculizar las ambiciones políticas de uno. A pesar de esta perspectiva optimista, las recientes derrotas electorales han dejado a muchos en el Partido Demócrata preocupados por las estrategias de comunicación futuras. El partido enfrenta un panorama difícil, donde el electorado ha expresado preocupaciones sobre la edad de sus líderes, notablemente durante la campaña de Biden. Aún así, varios gobernadores demócratas no estaban dispuestos a criticar abiertamente al presidente actual, temiendo represalias y reconociendo la difícil posición en la que su liderazgo los ha colocado. Con numerosos pesos pesados del partido en sus 70 y 80 años, incluidos el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, las discusiones sobre la edad parecen particularmente delicadas. Sin embargo, algunos gobernadores, como Phil Murphy de Nueva Jersey, de 67 años, sostenían que la edad no debería descalificar automáticamente a los candidatos. Murphy sugirió que lo que realmente importa es la capacidad del candidato para interactuar con los votantes y su idoneidad general para el cargo. El encuentro también destacó una brecha generacional. Líderes más jóvenes, como la representante Mikie Sherrill, de 52 años, expresaron su opinión de que el partido podría beneficiarse de nuevas voces. Sherrill, quien se postula para gobernadora en Nueva Jersey, señaló que los problemas de salud de Biden pueden haber limitado su efectividad en un clima electoral desafiante. De manera similar, la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, de 53 años, expresó su deseo de ver a un candidato de su generación enfrentar el desafío, citando la necesidad de un liderazgo fresco tras una prolongada era dominada por políticos mayores. Si bien el consenso entre muchos de los gobernadores demócratas parecía inclinarse hacia la importancia de la vitalidad sobre la edad, había una preocupación subyacente respecto a posibles sesgos que podrían afectar las nominaciones futuras. Notablemente, algunos asistentes temían que los votantes pudieran dudar en apoyar a una candidata mujer tras las derrotas de Kamala Harris y Hillary Clinton, a pesar del compromiso del partido con la diversidad y la representación. En un intercambio sincero, Lujan Grisham afirmó la necesidad de que más mujeres asuman roles de liderazgo, desestimando la noción de que el género debería ser una barrera. Se dirigió humorísticamente a los estereotipos que a menudo se imponen a las mujeres en la política, destacando la absurdidad de juzgar a los candidatos basándose en la edad o la apariencia. Su comentario, “Voy a ponerme estas botas y dar algunas patadas sexistas”, subrayó la determinación entre algunos miembros del partido para desafiar normas obsoletas. A medida que el Partido Demócrata continúa navegando por las complejidades de la edad, el género y sus implicaciones para el liderazgo futuro, está claro que los próximos años serán cruciales para reconfigurar su narrativa. Las voces emergentes de una generación más joven de líderes pueden señalar un cambio que podría redefinir el enfoque del partido mientras se prepara para el ciclo electoral de 2028. La cuestión de la edad, aunque relevante, podría dar paso a una conversación más profunda sobre la capacidad, la conexión con el electorado y la evolución del liderazgo en un panorama político en cambio.