Reino Unido abraza la muerte asistida, reflejando la evolución de las opiniones sobre las opciones al final de la vida.

Reino Unido abraza la muerte asistida, reflejando la evolución de las opiniones sobre las opciones al final de la vida.

La legalización de la muerte asistida por parte de los legisladores del Reino Unido refleja un cambio hacia la dignidad en las decisiones al final de la vida, resonando con las experiencias y el apoyo público en Estados Unidos.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Salud

La reciente decisión de los legisladores del Reino Unido de legalizar la muerte asistida marca un cambio significativo en la conversación en torno a las elecciones al final de la vida, un tema que tradicionalmente ha estado plagado de dilemas éticos, morales y legales. Este desarrollo, que llega casi una década después de que se desestimara una propuesta similar, refleja un creciente reconocimiento de que la atención compasiva debe ir más allá de la mera preservación de la vida para incluir la dignidad y la autonomía de quienes enfrentan una enfermedad terminal. Al observar el desarrollo de este cambio legislativo en el otro lado del Atlántico, es imposible ignorar las lecciones extraídas de la experiencia de EE. UU. con la ayuda médica para morir. En los diez estados y Washington D.C., donde se permite la muerte asistida, el marco legal ha funcionado en gran medida como se esperaba. Las preocupaciones planteadas por los opositores, como el potencial de abuso o coerción entre poblaciones vulnerables, no se han materializado de manera significativa. De hecho, ha habido una notable ausencia de decisiones judiciales que indiquen violaciones de estas leyes. Este es un punto importante de tranquilidad para quienes temen que tales leyes puedan ser mal utilizadas. Las estadísticas ilustran que la opción de la ayuda médica para morir no es un camino elegido por la mayoría. Más bien, sirve principalmente como una fuente de consuelo para los pacientes terminales, ofreciéndoles un sentido de control en un momento en el que tanto está fuera de sus manos. Esta opción sigue siendo un último recurso para menos del uno por ciento de aquellos que están muriendo, enfatizando que la vida, aunque valiosa, puede hacerse más soportable con el conocimiento de que existe una salida pacífica. El sentimiento público tanto en el Reino Unido como en EE. UU. muestra un apoyo sustancial a la muerte asistida. En EE. UU., una variedad de partes interesadas, incluidas asociaciones médicas y grupos religiosos, han expresado su respaldo a tal legislación. En Nueva York, por ejemplo, la Sociedad Médica del Estado de Nueva York y otras organizaciones prominentes se han unido en favor de proyectos de ley pendientes que podrían ampliar el acceso a esta opción compasiva. Se presenta una narrativa conmovedora a través de relatos personales, como el de una mujer anciana que anhela autonomía en sus últimos días. La frustración expresada por individuos que se sienten atrapados por las leyes existentes ilumina un problema crítico: el derecho a morir no es simplemente un asunto político; es profundamente personal. Las historias de personas que sufren innecesariamente debido a leyes restrictivas resuenan en las discusiones tanto en el Reino Unido como en EE. UU., instando a los legisladores a reconsiderar las implicaciones éticas de negar el derecho a elegir. A medida que avanza el diálogo, es esencial priorizar las voces de aquellos que se ven directamente afectados. La conversación no debe limitarse a las cámaras legislativas, sino incluir las perspectivas de los pacientes terminales y sus familias. Sus experiencias brindan valiosas ideas sobre la necesidad de legalizar la muerte asistida como una opción humana en el cuidado al final de la vida. En conclusión, el movimiento hacia una mayor aceptación y legalización de la muerte asistida significa una comprensión en evolución de los derechos de los pacientes y las complejidades que rodean a la muerte. Nos invita a reflexionar sobre cómo abordamos tanto la vida como la muerte, reconociendo que una sociedad compasiva no evita estas discusiones, sino que las abraza con empatía, valentía y un compromiso con la dignidad humana.

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