Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En las primeras horas antes de lo que habría sido su primer Día de la Madre, Markitha Sinegal perdió la vida, una trágica víctima de una alarmante tendencia que ha comenzado a ganar atención: el vínculo entre el homicidio y el embarazo. En Luisiana, donde Sinegal vivía, el homicidio se presenta como la segunda causa principal de muerte entre mujeres embarazadas y en el período posparto, solo superada por las sobredosis de drogas. Esta dura realidad se ve subrayada por los datos del Comité de Revisión de Mortalidad Asociada al Embarazo de Luisiana, que revelan que las tasas de mortalidad materna han aumentado en las últimas dos décadas, en parte debido a la mejora en las prácticas de registro. Si bien las estadísticas de mortalidad materna se han centrado tradicionalmente en causas obstétricas, la trágica realidad de los homicidios asociados al embarazo ha sido en gran medida pasada por alto. Esta brecha resalta un problema significativo de salud pública que requiere atención urgente. Según la Dra. Maeve Wallace, epidemióloga de la Universidad de Arizona, un asombroso número de 837 mujeres fueron asesinadas durante su embarazo o dentro de un año después de dar a luz entre 2018 y 2022. Este número podría ser incluso un subregistro, ya que la implementación de una casilla de verificación de embarazo en los certificados de defunción es relativamente nueva y se aplica de manera inconsistente. El vínculo entre la violencia de pareja íntima y el embarazo es multifacético. Para muchas mujeres, los factores estresantes de un embarazo no planeado pueden exacerbar las dinámicas abusivas existentes, con muchos casos de homicidio ocurriendo a manos de una pareja. La violencia doméstica prospera en el poder y el control, y la llegada inminente de un hijo puede alterar las dinámicas de la relación, dejando a menudo a las mujeres sintiéndose más atrapadas. Las estadísticas indican que las madres jóvenes afroamericanas enfrentan tasas desproporcionadamente más altas de violencia letal, lo que destaca las disparidades raciales que persisten en estas sombrías estadísticas. Si bien el homicidio de madres jóvenes es un tema incómodo, es crucial confrontar las realidades de estas muertes. Muchas de las soluciones a esta crisis residen en cambios sociales más amplios. La investigación indica que las armas de fuego están involucradas en aproximadamente tres cuartas partes de los homicidios asociados al embarazo. Las medidas legislativas destinadas a restringir el acceso a armas de fuego para individuos con antecedentes de violencia doméstica podrían ser un paso vital para reducir estas trágicas muertes. Las leyes ya vigentes en Luisiana, por ejemplo, están diseñadas para prevenir el acceso a armas de fuego para abusadores, con evidencia que sugiere que tales medidas pueden reducir efectivamente los homicidios por parte de parejas íntimas. Además, abordar las causas raíz de los embarazos no deseados puede empoderar a las mujeres para tomar decisiones informadas sobre su salud reproductiva. Asegurar un mayor acceso a anticonceptivos y abortos seguros puede ayudar a las mujeres a evitar encontrarse en relaciones abusivas relacionadas con embarazos no planeados. Prevenir los homicidios asociados al embarazo también requiere un enfoque más fuerte en la violencia de pareja íntima durante la atención obstétrica de rutina. Aunque organizaciones como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos recomiendan la detección de violencia doméstica durante el embarazo, la accesibilidad y la implementación consistente de estas detecciones siguen siendo obstáculos significativos. Una mayor colaboración entre proveedores de atención médica y especialistas en trauma es esencial para brindar el apoyo necesario a las mujeres atrapadas en ciclos de violencia. Cuando la policía interviene en situaciones de violencia doméstica, hay una oportunidad para conectar a las víctimas con defensores capacitados que pueden guiarlas hacia la ayuda que necesitan. Muchas mujeres pueden ser reacias a revelar abusos a los oficiales de policía, lo que convierte a los defensores en un recurso crucial. La educación juega un papel fundamental en la prevención. Enseñar a los jóvenes a reconocer las señales de relaciones poco saludables puede ayudarles a navegar sus asociaciones de manera más exitosa. Las iniciativas podrían ir desde programas educativos en las escuelas hasta cursos obligatorios para los perpetradores de violencia doméstica, centrados en crear dinámicas más saludables en las relaciones. La muerte de Sinegal sirve como un recordatorio desgarrador de las vidas perdidas a causa de la violencia doméstica y la urgente necesidad de estrategias integrales para abordar este problema. Si bien su novio ha sido condenado y sentenciado a cadena perpetua, la pérdida de un hijo es irreparable. Para sus padres y sus hijos, el vacío dejado por su ausencia nunca será llenado, subrayando la importancia primordial de abordar los problemas entrelazados de embarazo, violencia doméstica y homicidio. Al reflexionar sobre esta tragedia, es esencial recordar que se necesita un cambio sistémico para prevenir futuras pérdidas y garantizar que ninguna otra familia tenga que soportar tal dolor.