Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un mundo donde la resiliencia a menudo ocupa el centro del escenario, Fernando Rufino encarna el espíritu de un verdadero guerrero. Conocido como el "Vaquero de Hierro", este paralímpico brasileño no solo es un atleta célebre en canotaje, sino también un testimonio viviente del poder de la determinación y la voluntad de superar la adversidad. Su trayectoria está marcada por una notable serie de accidentes que cambiaron su vida, los cuales habrían desalentado a muchos, pero Rufino los ha abrazado, convirtiendo sus desafíos en narrativas conmovedoras de supervivencia. El apodo de Rufino es una mezcla de su vida pasada como jinete de rodeo y las placas de metal que refuerzan su columna vertebral lesionada, un recordatorio doloroso del día, a solo 21 años, en que cayó de un autobús en movimiento. El incidente le dejó lesiones que redefinieron su vida, pero no apagaron sus sueños. En cambio, el Vaquero de Hierro encontró nuevas formas de expresar su indomable espíritu y su amor por la competencia. La lista de encuentros casi fatales de Rufino es asombrosa. Desde ser pisoteado por un toro de 800 kg hasta sufrir múltiples lesiones en accidentes de motociclismo y equitación, su cuerpo ha llevado las cicatrices de una vida vivida al límite. Como un narrador vívido, relata momentos como la vez que una hoja de sierra cayó sobre su cara o cuando un toro le rompió la mandíbula. Cada incidente está impregnado de humor y positividad; Rufino no los ve como infortunios, sino como experiencias que enriquecen su historia de vida. "Me encanta cuando me suceden accidentes", comparte, un sentimiento que revela su perspectiva única sobre la vida. "Solo me da más historias que contar. Soy un tipo del campo, un guerrero que quiere ganar en la vida". Criado en una granja tradicional en Mato Grosso do Sul, Rufino sigue profundamente conectado a sus raíces, donde su pasión por los animales desempeñó un papel fundamental en su recuperación. Fue entre caballos y toros donde reaprendió a caminar, y fue su amor por estas criaturas lo que alimentó su determinación de sobresalir en los deportes una vez más. El canotaje se convirtió en la nueva vocación de Rufino, una forma de viajar por el mundo y desafiarse a sí mismo sin el recordatorio constante de su discapacidad. El agua, señala, es liberadora. "Olvido mi discapacidad en el agua", explica, añadiendo que al remar junto a atletas sin discapacidad, la distinción entre ellos se desvanece. A pesar de no haber podido participar en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 debido a problemas de salud, la perseverancia de Rufino lo llevó a triunfar en los Juegos de Tokio 2020, donde se convirtió en el primer brasileño en ganar una medalla de oro en la historia paralímpica. Este logro, presenciado por su familia animándolo desde su granja, marcó un hito significativo en su vida y carrera. Ahora, mientras se prepara para defender su título en la categoría Va'a 200m VL2, Rufino no solo compite contra el reloj; también se enfrenta a su buen amigo y compañero competidor, Igor Tofalini. Su camaradería, forjada a partir de experiencias compartidas como vaqueros de rodeo convertidos en atletas, añade una emocionante capa de rivalidad a las próximas carreras. Independientemente de quién esté en la cima del podio, el espíritu de hermandad permanece intacto. "Si él gana, tendremos una barbacoa para celebrar, y será lo mismo si yo gano", afirma Rufino, enfatizando su vínculo por encima de las medallas. Con la vista puesta en los Juegos de Los Ángeles 2028, Rufino reconoce que podrían ser sus últimos Juegos Paralímpicos. Sin embargo, permanece imperturbable, centrado únicamente en dejar su huella como el "verdadero Vaquero de Hierro". Su declaración juguetona—"He intentado morir joven, pero nunca lo he logrado"—es un recordatorio conmovedor de su incansable entusiasmo por la vida. Mientras se encuentra al borde de otro momento definitorio en su carrera, Fernando Rufino continúa inspirando, demostrando que la verdadera fuerza no se trata únicamente de la destreza física, sino también del coraje para levantarse una y otra vez, sin importar las adversidades.