Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El inicio de la temporada 2023-24 de Liverpool ha sido nada menos que notable, con el nuevo entrenador Arne Slot guiando al equipo a tres victorias en igual número de partidos, incluyendo una sorprendente victoria sobre el rival Manchester United en Old Trafford. La atmósfera que rodea a Anfield ha sido serena, con la visión táctica de Slot y su calma resonando bien tanto con los jugadores como con los aficionados. Sin embargo, bajo la superficie, una preocupación significativa se cierne sobre el club, ya que jugadores clave se encuentran en el último año de sus contratos. El enfoque en las negociaciones contractuales se ha intensificado tras los comentarios de Mohamed Salah, quien declaró en una entrevista posterior al partido que no esperaba estar en Liverpool más allá de esta temporada y expresó su frustración por la falta de comunicación respecto a su contrato. Salah no está solo, ya que Trent Alexander-Arnold y Virgil van Dijk también entran en el último año de sus respectivos contratos. Esta situación precaria abre la puerta a que estas estrellas negocien acuerdos precontractuales con clubes extranjeros a partir del 1 de enero, lo que podría llevar a su salida como agentes libres el próximo verano. Salah, que cumplió 32 años esta temporada, ha estado sujeto a especulaciones sobre su traspaso desde hace tiempo, especialmente después de que Liverpool rechazara una oferta considerable de 150 millones de libras del club saudí Al Ittihad el año pasado. Sin embargo, perder a Salah no se compararía con la posible pérdida de Alexander-Arnold, un héroe local y un jugador que ha encarnado la identidad del club desde su juventud. Con solo 26 años, dejarlo marchar sin compensación sería un trago amargo para un club que se enorgullece de su planificación a largo plazo. La situación con estos jugadores de alto perfil es sintomática de un problema más amplio en Liverpool, que ha visto un retraso significativo en la renovación de contratos desde el verano de 2021. Aunque varios jugadores recibieron nuevos contratos durante ese período, incluidos Alisson, Van Dijk y Robertson, los últimos dos años han visto poco en términos de nuevos acuerdos para otras figuras clave. El efecto de esta estancación se siente ahora de manera aguda mientras el club navega por la era post-Jürgen Klopp. El dilema de Liverpool contrasta marcadamente con el de Chelsea, que recientemente mostró una alarmante cantidad de tiempo restante en los contratos de sus jugadores: 191 años en total—debido a la extrema e impredecible duración de los contratos. Esta mala gestión ha dejado a Chelsea sobrecargado de jugadores con contratos largos, complicando sus esfuerzos por desprenderse del talento sobrante. Para Liverpool, sin embargo, el desafío no radica en tener demasiados jugadores, sino en el riesgo de perder sus activos más valiosos. Históricamente, Liverpool ha enfrentado situaciones similares; jugadores como Steve McManaman y Michael Owen se marcharon sin compensación en el pasado, reflejando el destino potencial que enfrentan Salah, Alexander-Arnold y Van Dijk. Notablemente, incluso en períodos de éxito bajo el antiguo director deportivo Michael Edwards, el club perdió a jugadores como Emre Can y Georginio Wijnaldum a la agencia libre debido a contratos expirados, subrayando un problema recurrente que ahora ha llegado a un punto crítico. Un factor que contribuye a esta situación precaria es la fase de transición dentro del liderazgo del club. La salida de Edwards y el posterior nombramiento de su sucesor, Julian Ward, quien tuvo un breve mandato, resultó en una falta de continuidad en las negociaciones contractuales. Como resultado, los contratos de jugadores de alto perfil han sido descuidados sin la atención adecuada, una situación que ahora hereda el nuevo director deportivo Richard Hughes junto a Slot. El momento de estas discusiones contractuales es crítico. Los jugadores en el último año de sus contratos tienen la ventaja, lo que a menudo conduce a negociaciones tensas que pueden deteriorar las relaciones. Los informes indican que las negociaciones exitosas con los mejores jugadores deberían comenzar idealmente dos años antes de que un contrato expire, asegurando que los clubes mantengan influencia y fomenten buena voluntad. Sin embargo, ahora Liverpool se encuentra en una posición precaria, donde los jugadores son plenamente conscientes de su valor en el mercado y de las potenciales ofertas lucrativas que les esperan en otros lugares. A medida que Liverpool busca asegurar el futuro de sus mejores talentos, debe navegar estas negociaciones con cuidado, evitando las trampas que han afectado al club en el pasado. El enfoque debe estar en demostrar el valor de permanecer en Anfield, tanto en términos de ambición futbolística como de recompensa financiera. Las apuestas no pueden ser más altas: no conseguir nuevos acuerdos para Salah, Alexander-Arnold y Van Dijk no solo impactaría en el rendimiento del equipo en el campo, sino que también enviaría ondas de choque a través del valor financiero y de marca del club. Liverpool se enorgullece de su herencia y conexión con la comunidad; perder a un jugador como Alexander-Arnold sin compensación rompería ese vínculo y se vería como una oportunidad perdida. En esta nueva era para Liverpool, Slot y Hughes deben priorizar la planificación a largo plazo y la gestión proactiva de contratos. El legado de Klopp está estrechamente ligado a la construcción de un equipo exitoso, y asegurar que los jugadores estrella del club sean retenidos será crucial para mantener ese éxito. Se trata de encontrar el equilibrio adecuado entre honrar las contribuciones de estos jugadores y también sentar las bases para un futuro sostenible—una tarea que ahora es más crítica que nunca a medida que se agota el tiempo en sus contratos.