Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el mundo del fútbol, donde la pasión de los aficionados se entrelaza con la dura realidad económica de los jugadores, la equidad entre el amor a la camiseta y las oportunidades de negocio se presenta con cada vez más frecuencia. Este dilema ha cobrado relevancia en el caso de André Carrillo, un futbolista que ha sido una figura prominente en la selección peruana, pero cuya reciente situación laboral lo ha llevado a cuestionar la relación entre representar a su país y los sacrificios que esto conlleva. La conversación se intensificó cuando Carrillo, en un reciente programa de Youtube, planteó un asunto delicado: su vida personal y los sacrificios que vive, enmarcados en un contexto de críticas tras su desempeño en la Copa América. En un momento de sinceridad, expresó que su tiempo de descanso se veía drásticamente limitado por sus compromisos con la selección. Estas palabras resonaron en un entorno donde la afición espera que los jugadores ofrezcan lo mejor de sí mismos, a menudo sin considerar el costo personal que esto implica. Gianluca Lapadula, otro futbolista que ha experimentado la dualidad de ser un jugador 'normal' en su club, pero un ídolo en la selección, ejemplifica la complejidad de este fenómeno. Mientras que en su país adoptivo pasa desapercibido, en Perú es recibido como un héroe. Esto pone de manifiesto cómo el estatus internacional puede catapultar la carrera de un futbolista, aunque también plantea interrogantes sobre la verdadera motivación detrás de la representación nacional. El valor de los jugadores en el mercado futbolístico no es un tema trivial. Según expertos, la exposición que brinda la selección peruana es vital para elevar el perfil y la cotización de un futbolista, especialmente para aquellos que provienen de ligas menos competitivas. Carrillo, ahora libre tras su paso por el Al Qadisiyah en Arabia Saudita, se encuentra en una encrucijada que podría definir su futuro en el deporte. Los beneficios que la selección le ha proporcionado a lo largo de su carrera son indiscutibles, pero la crítica también ha sido feroz, especialmente tras su notable descenso en rendimiento. Luis Carrillo Pinto, un experto en deportes y negocios, subrayó en una conversación que el estatus de seleccionable puede ser un trampolín esencial para cualquier futbolista. Sin embargo, también advirtió que la falta de alternativas en la selección nacional puede llevar a una dependencia excesiva de ciertos jugadores, como Carrillo, que a pesar de su experiencia, no ha mantenido un rendimiento constante en el ámbito internacional. El director de la agencia Media & PR Service, Sergio Villavicencio, complementó esta visión, explicando que, aunque los sacrificios son parte integral de la profesión, la visibilidad que brinda la selección puede traducirse en oportunidades comerciales y contratos en ligas más competitivas. La idea de que un jugador puede cambiar su trayectoria profesional gracias a la selección es una realidad palpable en el mundo del fútbol. Sin embargo, la experiencia de Carrillo pone de manifiesto un dilema ético y emocional. Mientras que los jugadores aspiran a representar a su país como un honor, los desafíos que enfrentan, como la presión constante por rendir, pueden desdibujar esa imagen idealizada. Zaferson, un scout reconocido, señaló que el problema no radica únicamente en los jugadores, sino también en la estructura de la Federación Peruana de Fútbol, que a menudo no gestiona adecuadamente el potencial de sus talentos. La conversación sobre Carrillo también invita a reflexionar sobre el papel de la afición y las expectativas que se depositan en los futbolistas. Los hinchas, por su parte, suelen ignorar los sacrificios que los jugadores realizan y se enfocan en el resultado inmediato: victorias, goles y triunfos. Este fenómeno se convierte, por ende, en una especie de ciclo vicioso donde los jugadores son valorados por su desempeño, pero sufren las consecuencias de una presión constante. La reflexión sobre la dicotomía entre el amor a la camiseta y el negocio del fútbol es esencial en un contexto donde muchos jugadores, incluidos los peruanos, ven en su selección una plataforma para alcanzar el éxito. A lo largo de los años, esta relación ha demostrado ser tanto un privilegio como un desafío, y la historia de Carrillo es solo un capítulo en un libro que sigue escribiéndose, donde las emociones, las expectativas y las realidades económicas se entrelazan en una danza compleja. La pregunta que queda en el aire es si, al final, el amor a la camiseta puede coexistir con la necesidad de asegurar un futuro profesional en un deporte tan competitivo.