Angélica Espinoza: un símbolo de perseverancia que impulsa el deporte peruano

Angélica Espinoza: un símbolo de perseverancia que impulsa el deporte peruano

Angélica Espinoza, atleta paralímpica peruana, destaca en parataekwondo, simbolizando perseverancia y la necesidad de apoyo para deportistas con discapacidad.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Deportes

La historia de Angélica Espinoza no es solo la crónica de una atleta que ha desafiado las adversidades, sino un relato que encierra importantes lecciones para las autoridades peruanas. Nacida sin el brazo izquierdo, Angélica enfrentó el reto de convertirse en atleta paralímpica en un país donde el apoyo a deportistas con discapacidad es escaso. A lo largo de los años, intentó destacar en natación y en vóley, pero fue solo al encontrar el respaldo adecuado en el parataekwondo que logró desatar su verdadero potencial. Este cambio de disciplina no solo transformó su vida, sino que también la llevó a convertirse en un símbolo de perseverancia y éxito para el Perú. La llegada de Angélica al parataekwondo, gracias al impulso de Delicia Paredes e Yvonne de la Cruz, marcó el inicio de una trayectoria brillante. En 2017, con su primer campeonato en Costa Rica, se sembró la semilla de lo que sería un impresionante palmarés. A lo largo de siete años, su esfuerzo ha sido recompensado con múltiples medallas de oro, incluyendo las alcanzadas en los Parapanamericanos de Lima 2019 y Santiago 2023, así como en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 y, más recientemente, en París 2024. Cada victoria es un recordatorio de que el talento puede florecer cuando se le brinda el apoyo adecuado. La actuación de Angélica ha despertado en el país un renovado interés por los Juegos Paralímpicos. A medida que la delegación peruana se presenta en París, se observa un equipo más robusto que nunca, compuesto por 13 atletas. La participación de Rodrigo Santillán en paranatación, quien logró un diploma al quedar en sexto lugar, es una muestra del potencial que hay en el deporte adaptado. Este panorama invita a reflexionar sobre el compromiso y la determinación de estos atletas, quienes entrenan con limitaciones significativas en un entorno que a menudo les da la espalda. Es fundamental reconocer la magnitud de lo que estos atletas logran en un país donde el deporte a nivel general enfrenta múltiples desafíos. La historia de Angélica y sus compañeros refleja no solo el esfuerzo individual, sino también la lucha colectiva contra un sistema que a menudo ignora a los que son diferentes. A pesar de la desventaja, la tenacidad de estos deportistas es digna de admiración y merece ser celebrada. La experiencia de Angélica pone de manifiesto el enorme potencial que este país puede estar dejando escapar. Detrás de cada atleta hay una historia de sacrificio que podría transformarse en una carrera exitosa con el apoyo adecuado. La pregunta que surge es: ¿cuántos talentos más están a la espera de ser descubiertos? La falta de recursos y atención en los deportes en el Perú ha limitado el crecimiento de nuevas estrellas, y es momento de cuestionar por qué no se invierte de manera más efectiva en este ámbito. El éxito de Angélica y su equipo debe servir como un llamado a la acción para las autoridades. La inversión en el deporte no es solo una cuestión de apoyo moral, sino también de desarrollo social y cultural. Reconocer el valor de los deportes paralímpicos no solo beneficiaría a los atletas, sino que también enriquecería el tejido social del país. Al dar visibilidad a estas disciplinas, se puede inspirar a una nueva generación a perseguir sus sueños, independientemente de las limitaciones que puedan enfrentar. Como se ha señalado en este diario tras la medalla de bronce obtenida por Stefano Peschiera, honrar a nuestros atletas no solo implica reconocer sus logros, sino también crear condiciones propicias para que surjan más como ellos. Si nuestras autoridades aún dudan de que invertir en el deporte sea redituable, deberían mirar con atención los éxitos de este año, donde los deportistas han brillado sin recibir un apoyo significativo. En este sentido, la historia de Angélica Espinoza puede ser el catalizador que impulse a las autoridades a revaluar sus prioridades. La creación de programas de apoyo, financiamiento adecuado y desarrollo de infraestructuras son pasos cruciales para fomentar el talento en el deporte. Al hacerlo, no solo se apoyaría a los atletas paralímpicos, sino a toda la comunidad deportiva del Perú. Finalmente, el éxito de Angélica y sus compañeros es un recordatorio de que el deporte tiene el poder de unir y motivar a una nación. Al celebrar sus logros, el país debe también comprometerse a brindar el apoyo que merecen. Es hora de que el Perú reconozca el valor de sus deportistas y trabaje para construir un futuro donde cada talento, sin importar sus circunstancias, tenga la oportunidad de brillar.

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