Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente decisión de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) ha marcado un hito significativo en el sistema educativo peruano, al señalar la desaparición formal de cinco universidades que no lograron cumplir con las Condiciones Básicas de Calidad (CBC) exigidas para su licenciamiento. Este proceso, que lleva en marcha desde 2015, busca elevar los estándares educativos y garantizar que las instituciones que operan en el país lo hagan bajo principios de calidad y transparencia. Las universidades afectadas recibirán la notificación de cese de actividades durante el periodo 2024-2025, un desenlace que ha generado preocupación entre estudiantes, padres de familia y el sector educativo en general. A pesar de la búsqueda de un sistema más robusto y eficiente, la situación pone de relieve la fragilidad de algunas casas de estudio, que no lograron adaptarse a las exigencias establecidas por la SUNEDU. Por el contrario, alrededor del 50% de las instituciones evaluadas han conseguido el licenciamiento, lo que sugiere una clara división entre aquellas que han optado por la mejora continua y las que han quedado rezagadas. Entre las universidades que han sido denegadas se encuentran nombres reconocidos, lo que añade un matiz de intriga a la situación. La SUNEDU ha revelado que múltiples factores llevaron a esta decisión, desde inconsistencias en la matrícula hasta deficiencias en la infraestructura y servicios complementarios. En particular, se mencionan casos de universidades que no pudieron garantizar la seguridad de sus instalaciones, ni la continuidad de servicios como atención psicológica y deportiva, lo cual es fundamental para el desarrollo integral del estudiante. Uno de los aspectos más alarmantes es la falta de información confiable por parte de algunas de estas universidades. Durante el proceso de evaluación, se detectó que ciertas instituciones presentaron múltiples versiones sobre el número de estudiantes matriculados, lo cual generó dudas sobre su capacidad de gestión y transparencia. Esta situación resalta un problema mayor en el ámbito educativo peruano, donde la confianza en las instituciones se ve comprometida por la falta de claridad y consistencia en sus operaciones. Adicionalmente, el estudio de infraestructura reveló que muchas de estas universidades no cumplían con los estándares mínimos de seguridad, un aspecto vital para garantizar un ambiente de aprendizaje seguro. La precariedad de los locales, en especial en aquellos que albergan programas de medicina, pone en riesgo no solo a los estudiantes, sino también a la comunidad en general, ya que se manejan materiales y equipos que requieren un manejo seguro y especializado. Los problemas no se limitan únicamente a la infraestructura. La SUNEDU también reportó que algunas universidades carecían de un sistema de gestión de residuos sólidos y líquidos, lo cual es fundamental para la salud pública y el bienestar ambiental. Esta omisión pone de relieve la falta de una cultura de responsabilidad y sostenibilidad en las operaciones de estas instituciones. Por otro lado, se evidencia que algunas universidades no contaban con mecanismos adecuados para asegurar la investigación y la creación de conocimiento. Las deficiencias en la gestión de proyectos de investigación y la falta de protección de la propiedad intelectual son aspectos que limitan no solo la calidad educativa, sino también la producción académica de las casas de estudio afectadas. La SUNEDU ha implementado un mecanismo para reintegrar a las universidades con licencia denegada en un sistema educativo de calidad, lo cual refleja el compromiso del organismo por no dejar a ningún estudiante sin opciones. Sin embargo, es vital que se mantenga un riguroso seguimiento de las instituciones que buscan revalidar su estatus, para garantizar que se cumplan los estándares necesarios. Esta situación invita a una reflexión profunda sobre el futuro del sistema universitario en Perú. Es imperativo que tanto las instituciones educativas como los organismos reguladores trabajen de la mano para crear un entorno que promueva la calidad y la mejora continua. La educación, como pilar del desarrollo, no puede ser vista simplemente como un producto a ofrecer, sino como un proceso en constante evolución que requiere de compromiso y adaptabilidad. Finalmente, el cierre de estas universidades debe ser un llamado de atención para todos los actores involucrados en el sistema educativo. La calidad no debe ser un objetivo a alcanzar, sino un compromiso permanente. Con el avance de la evaluación y licenciamiento en el sistema universitario, es fundamental que se fortalezcan los esfuerzos por mejorar la educación en el país, garantizando que cada estudiante tenga acceso a una formación de calidad que les permita enfrentar los desafíos del futuro con éxito.