Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En medio de un contexto crítico para la selección peruana, el próximo partido contra Colombia se presenta como una auténtica prueba de fuego para el nuevo director técnico, Jorge Fossati. Sin la presencia de figuras clave como Paolo Guerrero, Cristian Cueva y André Carrillo, el estratega uruguayo deberá improvisar y encontrar soluciones efectivas para un equipo que ha mostrado serias deficiencias en sus últimas presentaciones. Desde que Fossati asumió las riendas de la Blanquirroja, el cambio en la formación ha sido evidente. Su apuesta por un sistema 3-5-2 es una declaración de intenciones que busca introducir más dinámica y profundidad en el juego. Sin embargo, la realidad es que el rendimiento del equipo ha estado lejos de ser el esperado. La falta de intensidad y creatividad ha sido un lastre constante en las actuaciones recientes, lo que ha llevado a cuestionar la capacidad del plantel para adaptarse a este nuevo estilo. El último encuentro de Perú en Eliminatorias fue hace más de un año, y desde entonces, las noticias no han sido alentadoras. La reciente Copa América dejó un sabor amargo al sumar solo un punto y no marcar goles, una crisis que se ha prolongado en los últimos nueve partidos oficiales, donde la Blanquirroja ha anotado solo una vez. Este panorama obliga a Fossati a encontrar alternativas rápidamente para revertir la situación. En la parte defensiva, la recuperación de Carlos Zambrano se presenta como un rayo de esperanza. A pesar de sus 35 años, el jugador ha demostrado ser un líder en la zaga, pero la pregunta persiste: ¿será suficiente su presencia para frenar a un equipo colombiano que llegará con ganas de reivindicarse? La línea defensiva deberá ser sólida ante un rival que ha mostrado serias capacidades ofensivas. Sin embargo, el verdadero desafío radica en la creación de juego. Con la ausencia de Renato Tapia, el rol de volante central recae en Wilder Cartagena, un jugador que aún busca consolidarse en la selección. La incertidumbre sobre su rendimiento se suma a la presión de un partido que podría ser determinante en la lucha por un lugar en el Mundial. La inclusión de Sergio Peña y la insistencia por Christian Cueva, a pesar de sus problemas de forma, plantean dudas sobre la dirección táctica que pretende Fossati. El ataque también es un punto crítico. Gianluca Lapadula, la principal carta de gol, ha tenido un rendimiento irregular y su estado físico es una preocupación. La posible inclusión de Bryan Reyna y Piero Quispe otorgaría algo de frescura, pero la falta de un jugador que pueda marcar la diferencia es evidente. La opción de Alex Valera es válida, pero aún no ha demostrado ser la solución que el equipo necesita en un momento tan crucial. La situación se complica aún más con la reciente lesión de Edison Flores, quien podría ser una pieza clave en el ataque. La falta de opciones viables plantea la necesidad de que Fossati busque alternativas creativas, y su capacidad para innovar en el esquema será puesta a prueba. La posible inclusión de Miguel Trauco, que ha recuperado un buen nivel en Brasil, podría ofrecer un respiro en el lateral izquierdo. Sin Tapia, el papel de Cartagena se vuelve aún más importante. Fossati necesita decidir si le otorgará la responsabilidad de ser el eje del mediocampo o si buscará la forma de integrar a Tapia, quien aunque se encuentra en un proceso de adaptación a su nuevo club, podría aportar su experiencia y calidad al equipo si logra recuperarse a tiempo. En cuanto a la alineación, la figura de Luis Advíncula podría ser clave al regresar de una lesión, sumando su experiencia en la defensa. La versatilidad de Marcos López le permite adaptarse a diferentes posiciones, lo que podría ser crucial para cubrir las debilidades en el equipo. Sin embargo, Fossati debe ser cauteloso al implementar cambios en un partido de tal magnitud. El futuro de la selección peruana en las eliminatorias está en juego, y el enfrentamiento contra Colombia no solo será una prueba para Fossati, sino también un momento crucial para demostrar que el equipo puede superar sus limitaciones actuales. Las expectativas son altas y la presión es palpable, pero en medio de la incertidumbre, los aficionados mantienen la esperanza de que el milagro llegue en la fecha doble. Con un enfoque y una estrategia adecuada, la Blanquirroja podría encontrar el camino hacia la redención y la clasificación.