Majo Vigil: la chef que transforma la cocina en alegría y autenticidad digital

La historia de María José Vigil Checa, más conocida como Majo, es un testimonio del poder de la autenticidad en la era digital. Desde su primera aparición en redes sociales, esta joven chef ha capturado la atención de miles gracias a su estilo desenfadado y su enfoque divertido hacia la cocina. Su receta de tipakay se convirtió en un fenómeno viral, gracias a un momento espontáneo y cómico que la llevó a ganar más de 150 mil seguidores en un tiempo récord. Majo se muestra como una persona genuina que ha sabido conectar con su audiencia a través de su personalidad, muy alejada de las perfecciones que a menudo dominan las plataformas sociales. En un mundo donde se busca la estética y la perfección, su enfoque despreocupado y su sentido del humor le han permitido destacar. "Para mí la vida es diversión", afirma, mientras recuerda cómo un simple video le cambió la vida. El momento que la catapultó a la fama fue inesperado. Durante la grabación de un video, el equipo decidió preparar un chijaukay, pero Majo tenía ganas de hacer tipakay. La situación se tornó cómica cuando, tras preguntar al equipo qué preferían, la mayoría optó por el chijaukay. Así, Majo decidió hacer lo que realmente quería, algo que ha caracterizado su carrera. "Así salen las cosas cuando grabamos, de manera espontánea", explica. La chef ha dejado en claro que no busca que su trabajo se convierta en una carga. "Siempre les digo a los chicos de la producción: yo no quiero que esto se convierta en un trabajo, quiero que nos divirtamos, que nos matemos de risa". Esta filosofía ha sido clave en su éxito, permitiéndole llevar su autenticidad a la pantalla de manera efectiva. Su camino hacia la popularidad no ha estado exento de desafíos. Majo, que comenzó su carrera sin experiencia previa ante las cámaras, recuerda su primera aparición como un momento aterrador. "Temblaba, hasta me dio diarrea por la ansiedad", confiesa. Sin embargo, con el tiempo y el apoyo de su equipo, logró encontrar su voz y sentirse cómoda en un entorno que antes le resultaba intimidante. La chef, nacida en Nicaragua y criada en Piura, ha enfrentado sus propios desafíos personales desde joven. El cambio de su entorno rural en Nicaragua a la vida en un departamento en Piura fue difícil. "Me volví súper rebelde", dice, recordando cómo tuvo que adaptarse a un nuevo contexto cultural y social. Sin embargo, en Lima encontró su pasión por la cocina, un viaje que comenzó de manera inesperada tras un consejo de su madre. La cocina, que no era su primer amor, se convirtió en su vocación. "Nunca me había gustado la cocina... hasta que empecé a estudiar", admite. Esta experiencia la llevó a trabajar en varios restaurantes, donde descubrió su amor por la gastronomía y la cocina marina, a pesar de su crianza en un hogar vegetariano. El reconocimiento que ha obtenido en redes sociales también ha traído consigo una exposición mediática que, si bien ha sido positiva, también ha generado preocupaciones en su familia. "Mis papás tienen temor de lo que trae la exposición", comenta Majo. Sin embargo, ellos han sido sus principales apoyos a medida que su carrera se desarrolla. El éxito de Majo no solo se mide en números de seguidores, sino también en la forma en que ha logrado abordar su trabajo. "El ingrediente secreto es el entusiasmo. Si tú le pones alegría, todo va a salir mejor", dice, defendiendo la idea de que la cocina puede y debe ser divertida. Esta filosofía se refleja en sus videos, donde la espontaneidad y el error se celebran como parte del proceso. Hoy, Majo combina su faceta de creadora de contenido con la dirección de varios restaurantes. A pesar de la carga de trabajo, mantiene su enfoque en la diversión y el compañerismo en la cocina. "No somos los jefes, somos compañeros todos", enfatiza, demostrando que su éxito no solo se basa en su talento, sino también en su capacidad para liderar con empatía y confianza. En un mundo que tiende a glorificar la perfección, la historia de Majo es un recordatorio de que la autenticidad y la alegría pueden ser los ingredientes más poderosos en la cocina y en la vida. Con la mirada puesta en el futuro, su mensaje es claro: la cocina no tiene por qué ser seria y difícil; puede ser, ante todo, una celebración de la vida y la creatividad.