Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La actuación de Erling Haaland en el partido inaugural de la temporada del Manchester City contra el Chelsea fue nada menos que una paradoja. Con un gol a su nombre y una presencia decisiva en el campo, surgía la pregunta: ¿puede un jugador contribuir efectivamente a un equipo mientras aparentemente hace tan poco? “Solo puedo quedarme allí y mirar”, comentó Haaland tras la victoria 2-0, una afirmación que resonó directamente en la filosofía táctica que subyace en el reinado de Pep Guardiola en el City. Las palabras del noruego podrían levantar cejas, especialmente dadas sus letales capacidades. Sin embargo, encapsulan una dinámica en evolución dentro de un equipo que se ha acostumbrado a ganar mientras adopta un estilo de fútbol que prospera en el movimiento inteligente y la posición estratégica. En el partido en Stamford Bridge, Haaland anotó el primer gol, su finalización instintiva resultando crucial en lo que fue un partido desafiante para el City. Sin embargo, más allá de esa contribución clave, la participación del delantero en el juego general fue mínima—completó solo tres pases durante todo el partido. A pesar de este aparentemente bajo nivel de participación, la influencia de Haaland fue innegable. Su capacidad para estirar las defensas y ocupar a los defensores centrales crea espacio y oportunidades para sus compañeros, permitiendo que jugadores como Mateo Kovacic brillen, como lo hizo con un segundo gol poco después. La confesión de Haaland de que desea participar de manera más activa en la construcción del juego es reveladora. Sugeriría una autoconciencia y un deseo de evolucionar su juego, alineándose con las expectativas de Guardiola de contribuciones más holísticas por parte de sus delanteros. Sin embargo, el delantero también plantea una pregunta válida: en partidos donde el mediocampo y los defensores rinden eficazmente, ¿es necesario que esté más involucrado? La respuesta reside en la naturaleza de su rol. Incluso cuando el conteo de toques de Haaland es bajo, la amenaza que representa es sustancial. Las defensas se ven obligadas a adaptarse a su presencia, a menudo asignando más recursos para contenerlo, lo que inadvertidamente abre oportunidades para otros. Esta manipulación estratégica de los oponentes es una sutileza táctica que Guardiola ha explotado a la perfección durante su tiempo en el City. El defensor del Chelsea, Levi Colwill, describió acertadamente el fenómeno, señalando que con Haaland, incluso cuando tiene pocos toques, siempre es un peligro alrededor del área. Este factor de miedo es una parte intrínseca del juego de Haaland, convirtiéndolo en un activo único para el equipo. Los números reflejan esto—91 goles en 100 apariciones para el City lo alinean con jugadores como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo en términos de pura producción, aunque la discusión sobre su impacto general sigue siendo compleja. La temporada pasada, Haaland enfrentó críticas por su juego de enlace, con críticas que lo pintaban como un "jugador de la Liga Dos" en ese aspecto. Sin embargo, esta caracterización no reconoce el valor de su rol dentro de un sistema diseñado para la fluidez y la efectividad por encima de la individualidad. Incluso cuando no toca el balón con frecuencia, su mera presencia puede recalibrar las estrategias defensivas del oponente. La narrativa en torno a Haaland es indicativa de una tendencia más amplia en el fútbol, donde las métricas de éxito a menudo se cuantifican a través de toques y pases, a veces pasando por alto las contribuciones menos tangibles. Su capacidad para crear espacio, intimidar a los defensores y anotar en momentos críticos solidifica su estatus dentro de un equipo que se ha acostumbrado a ganar trofeos, incluido un memorable triplete en su temporada de debut. A medida que la temporada avanza, es probable que las complejidades del rol de Haaland continúen provocando debate. Pero una cosa queda clara: ya sea que esté activamente involucrado en la construcción del juego o esperando para capitalizar oportunidades, los goles seguirán llegando, y el Manchester City seguirá siendo una fuerza formidable en la Premier League. En un juego que a menudo recompensa lo mejor en métricas tangibles, el estilo único de Haaland puede demostrar que, a veces, quedarse de pie y mirar es tan efectivo como estar en el centro de la acción.