Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En las primeras horas de la mañana del sábado en el Abierto de Cincinnati, un tenso encuentro entre el canadiense Felix Auger-Aliassime y el británico Jack Draper dejó a espectadores y jugadores lidiando con las implicaciones de un controvertido punto de partido que subrayó la urgente necesidad de una reforma en la gestión del tenis sobre las repeticiones de video. La atmósfera era eléctrica cuando Auger-Aliassime se encontró enfrentando un punto de partido en el set decisivo. Draper lanzó un saque y se movió para volear. Auger-Aliassime respondió con un golpe hábil que rozó la cinta de la red antes de rodar hacia el lado de Draper. Lo que siguió fue un momento de confusión y frustración que puso de manifiesto las deficiencias de la arbitraje en el tenis. Draper, creyendo que había realizado un golpe ganador, se acercó a la red para un apretón de manos, mientras que Auger-Aliassime, convencido de que la pelota había rebotado en el lado de Draper, se preparaba para el siguiente punto. El juez de silla, Greg Allensworth, intervino para tomar una decisión que decidiría el partido. "Juego, set y partido para Draper," anunció, afirmando que el golpe era válido. Esta decisión fue recibida con incredulidad por parte de Auger-Aliassime, quien cuestionó la claridad de lo ocurrido. A pesar de la insistencia del árbitro, la realidad era que las sutilezas de la jugada eran demasiado cercanas para ser decididas de manera definitiva a simple vista. Draper mismo expresó incertidumbre, indicando que podría haber beneficiado de una revisión de la jugada. Este escenario recuerda a un incidente reciente que involucró a los jugadores Brandon Nakashima y Taylor Fritz, donde problemas técnicos con la llamada de líneas electrónica (ELC) generaron frustraciones similares. Tras ese incidente, el ATP Tour se comprometió a revisar sus protocolos, destacando la necesidad de un sistema más confiable para abordar estas decisiones controvertidas. Claramente, ha llegado el momento de que el tenis reconsidere su postura sobre la repetición de video. A diferencia de deportes como el fútbol, donde los árbitros asistentes de video (VAR) se han vuelto un elemento básico, el tenis ha quedado rezagado en la adopción de tecnología para mejorar el arbitraje. En el caso de Draper y Auger-Aliassime, las pruebas de las repeticiones disponibles sugirieron que la pelota podría haber tocado el lado de la cancha de Draper. La posibilidad de un doble golpe complica las cosas, pero la falta de una decisión autoritaria basada en evidencia de video deja a jugadores y aficionados en un limbo. Controversias como estas no solo socavan la integridad del juego, sino que también exponen a los jugadores a un escrutinio injustificado respecto a su deportividad. Auger-Aliassime no debería tener que defender su caso ante un árbitro cuando la tecnología podría proporcionar claridad. De manera similar, Draper no debería enfrentar dudas sobre su integridad en un deporte donde la equidad es primordial. Los precedentes históricos en el tenis nos recuerdan cómo los jugadores han actuado en el espíritu de la competencia, incluso a un costo personal, como se vio cuando Andy Roddick una vez cedió un punto a su oponente Fernando Verdasco en un momento de deportividad. Sin embargo, los jugadores no deberían tener que navegar por estos dilemas éticos cuando existen sistemas robustos para salvaguardar sus intereses. La renuencia a adoptar sistemas integrales de repetición de video a menudo proviene de preocupaciones logísticas; no todos los partidos pueden ser monitoreados con la misma tecnología, lo que puede llevar a inconsistencias. Sin embargo, a medida que el tenis se prepara para el Abierto de EE. UU., que comienza el 26 de agosto, es esencial reconocer que una aplicación desigual de la tecnología solo agrava el problema. A medida que el deporte continúa lidiando con desafíos modernos, debe aprender de las dificultades de otros deportes. Un compromiso para integrar la revisión de video puede ayudar al tenis a evitar situaciones absurdas como las vistas en Cincinnati, un escenario que empaña la reputación del deporte y frustra a sus jugadores y aficionados más apasionados. La llamada a la reforma no se trata solo de resolver los resultados de los partidos; se trata de asegurar que el tenis siga siendo un bastión de equidad e integridad. El incidente que involucró a Draper y Auger-Aliassime sirve como un recordatorio vital de que, en la era de la tecnología, no hay justificación para permitir que el error humano dicte el destino de los jugadores en momentos tan cruciales. El tenis debe evolucionar, o arriesgarse a seguir disparándose en el pie.