Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La incertidumbre en torno a la inclusión del boxeo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 ha crecido en las últimas semanas, especialmente tras las controversias que han surgido durante los Juegos Olímpicos de París 2024. El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, anunció que la decisión sobre el futuro del boxeo se tomará en 2025, lo que deja en un estado de limbo a una disciplina que ha sido parte integral de los Juegos desde hace más de un siglo. La reciente disputa entre el COI y la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) ha puesto de relieve las tensiones que existen en torno a la gobernanza y la ética dentro del deporte. Esta división se evidenció durante los Juegos de París con la polémica sobre la participación de las boxeadoras Imane Khelif, de Argelia, y Lin Yu-ting, de Taiwán. La IBA tomó la decisión de excluir a ambas atletas tras la realización de una prueba cromosómica, alegando inelegibilidad de género, mientras que el COI, en un giro de respaldo a las deportistas, decidió permitir su participación. Este conflicto refleja una batalla más amplia sobre el control y la regulación del boxeo internacional, que ha estado en crisis desde que el COI suspendió a la IBA en 2019. Las razones de esta suspensión fueron múltiples: problemas de gobernanza, finanzas y cuestiones éticas que han minado la confianza en la organización. En respuesta a estos problemas, el COI tomó la drástica decisión de no permitir que la IBA organizara eventos de boxeo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, lo que desencadenó una serie de eventos que culminaron con la pérdida del reconocimiento de la IBA en 2023. La creación de una nueva organización, World Boxing, ha intentado llenar el vacío dejado por la IBA y ha comenzado a ganar adeptos. Sin embargo, hasta ahora solo cuenta con 37 miembros, una cifra que palidece en comparación con la larga lista de afiliados de la IBA. A pesar de sus esfuerzos, esta nueva entidad aún no ha ganado el reconocimiento del COI, lo que continúa alimentando la incertidumbre sobre el futuro del boxeo en el ámbito olímpico. Bach ha instado a las federaciones nacionales de boxeo a unirse y establecer un nuevo organismo que pueda ser reconocido por el COI. De lo contrario, advierte, el boxeo podría quedar fuera de los Juegos Olímpicos, una posibilidad que aterrorizan a muchos aficionados y practicantes del deporte. La amenaza de perder la inclusión en Los Ángeles 2028 no solo afecta a los atletas, sino que también tiene implicaciones significativas para la historia y la tradición del boxeo como disciplina olímpica. La controversia sobre la participación de boxeadoras también ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de revisiones en las políticas de inclusión y elegibilidad en el deporte. El debate sobre la no inclusión de Khelif y Yu-ting ha avivado las discusiones sobre los derechos de las mujeres en el deporte, y ha traído a la luz cuestiones más amplias sobre cómo se manejan las pruebas de género en las competiciones deportivas. El COI se enfrenta a una encrucijada: si decide incluir el boxeo en Los Ángeles 2028, deberá hacerlo con una estructura de gobernanza que asegure la equidad y la ética en la competición. La presión sobre el organismo es intensa, ya que los aficionados y las atletas a nivel mundial exigen claridad y justicia en el tratamiento de los boxeadores, especialmente en un contexto donde la igualdad de género sigue siendo un tema candente. A medida que se aproxima el año 2025, las federaciones nacionales de boxeo y las organizaciones involucradas en el deporte deben trabajar con urgencia para resolver sus diferencias y evitar que los errores del pasado se repitan. El tiempo se agota, y los atletas de boxeo, que han dedicado años a prepararse para la oportunidad de competir en el escenario olímpico, merecen un futuro claro y prometedor. La situación actual es una llamada de atención para el boxeo: es hora de un cambio significativo que garantice que la disciplina no solo se mantenga en los Juegos Olímpicos, sino que también evolucione hacia un modelo de gobernanza más transparente y justo. Sin duda, el desenlace de esta historia será uno de los más seguidos en el mundo del deporte en los próximos años.