El río Sena y su lucha por ser un escenario olímpico en París 2024

El río Sena y su lucha por ser un escenario olímpico en París 2024

El río Sena enfrenta problemas de calidad del agua y clima para los Juegos Olímpicos de París 2024, generando dudas sobre su viabilidad como sede.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Deportes

El río Sena, una de las vías fluviales más emblemáticas de Europa, se ha convertido en un protagonista inesperado en la preparación de los Juegos Olímpicos de París 2024. Aunque se había planteado como un escenario estelar para la ceremonia de inauguración y las competiciones de triatlón y natación en aguas abiertas, las condiciones climáticas y la calidad del agua han demostrado ser un desafío significativo para los organizadores. La ceremonia de apertura, celebrada el 26 de julio, mostró al Sena en su esplendor, con imágenes que se transmitieron a todo el mundo. Sin embargo, las condiciones del agua fueron motivo de preocupación, ya que la calidad del río se deterioró a lo largo de varios días. Las fuertes lluvias que azotaron la capital francesa llevaron a que, de los 11 días programados para las competiciones, solo cinco fueron aprobados por las federaciones internacionales correspondientes. El resto del tiempo, el agua del Sena no cumplía con los estándares bacteriológicos necesarios para garantizar la seguridad de los atletas. El jefe del Comité Organizador, Tony Estanguet, describió la situación como "condiciones dantescas", destacando la inesperada complicación que las inclemencias meteorológicas representaron para el evento. A pesar de la imagen impactante de los triatletas saltando desde el puente Alexandre III, el caos reinante subrayó la fragilidad del río como escenario olímpico. Esto ha llevado a muchos a cuestionar si es viable llevar a cabo competiciones en aguas abiertas en un entorno afectado por el cambio climático. Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, defendió la calidad del agua del Sena, asegurando que estaba descontaminado y que no comprendía la crítica a su estado. Sin embargo, la realidad es que el río no estuvo apto para el baño durante parte de los Juegos. La discrepancia entre las afirmaciones de las autoridades y la situación en el terreno ha suscitado un debate sobre la viabilidad de nadar en el Sena durante el evento olímpico. Pierre Rabadan, adjunto olímpico de Hidalgo, admitió que las condiciones climáticas jugaron en su contra, pero también subrayó que se tomaron medidas para garantizar la seguridad de los deportistas. Las autoridades habían invertido 1.400 millones de euros en infraestructuras para mejorar la calidad del agua, confiando en que estas medidas serían suficientes para evitar los problemas experimentados durante el verano, aunque la naturaleza parece tener otros planes. El cambio climático se erige como una de las variables más preocupantes en esta ecuación. Expertos como el climatólogo Robert Vautard han señalado que las intensas lluvias son parte de un patrón climático que se intensifica debido al calentamiento global. Con cada grado de aumento en la temperatura media, la atmósfera puede contener un 7% más de humedad, lo que repercute en fenómenos meteorológicos extremos, que, a su vez, afectan la calidad del agua del Sena. A medida que se aproxima la fecha de los Juegos Olímpicos, la presión sobre las autoridades de París para garantizar un entorno seguro y limpio para los atletas se intensifica. La promesa de poder nadar en el Sena ha sido un punto de orgullo para la capital francesa, pero la realidad demuestra que los desafíos son significativos y requieren una atención constante. La imagen del Sena como un espacio recreativo y olímpico es atractiva, pero se enfrenta a la dura realidad de la contaminación y las inclemencias meteorológicas. Esto plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de usar el río como sede para deportes acuáticos en el futuro. Las autoridades deberán trabajar incansablemente para asegurar que las inversiones realizadas se traduzcan en resultados concretos y medibles. En conclusión, el río Sena, que una vez fue considerado un símbolo de elegancia y belleza en París, ahora representa un complicado cruce entre la tradición olímpica y la modernidad del cambio climático. Los Juegos Olímpicos de París 2024 no solo serán una celebración del deporte, sino también un recordatorio de los retos que enfrentan las ciudades modernas en su lucha por mantener un equilibrio entre el desarrollo y la sostenibilidad.

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