Atletas peruanas brillan en París 2024 y marcan un hito en el atletismo nacional

El reciente desempeño de las atletas peruanas en los 20 km marcha durante los Juegos Olímpicos de París 2024 ha dejado una huella imborrable en la historia del atletismo nacional. Con la emocionante llegada de Evelyn Inga en el octavo puesto, el país celebra un hito sin precedentes, ya que este resultado no solo marca una mejora en la posición histórica de Perú en los Juegos Olímpicos, sino que también representa un triunfo personal para cada una de las competidoras que han enfrentado retos significativos en su camino hacia la gloria deportiva. Evelyn Inga ha logrado un notable rendimiento, no solo por su posición, sino también por la adversidad que ha superado para llegar hasta aquí. La atleta huancaina, quien se trasladó a Arequipa para perfeccionar su técnica, ha tenido que lidiar con el hipotiroidismo y seguir un estricto régimen nutricional. Su dedicación y trabajo duro le han permitido no solo competir, sino brillar en un escenario tan exigente como lo es una olimpiada. Su octavo lugar es, sin duda, un reflejo de su arduo esfuerzo y compromiso. Por su parte, Mary Luz Andía también ha dejado su marca en París, al finalizar en el puesto 12. Su trayectoria no ha estado exenta de dificultades, ya que ha enfrentado una falta de apoyo institucional que casi la aparta de su sueño olímpico. No obstante, la llegada de su hija le brindó nuevas fuerzas para, no solo regresar a la competencia, sino hacerlo a un nivel que la ha llevado a igualar un histórico puesto en la historia del atletismo peruano. La emotividad de su llegada, con lágrimas en los ojos, es testimonio de una lucha que trasciende lo deportivo. El hecho de que Perú haya logrado colocar a tres atletas en el top 16 de esta competencia es un motivo de celebración. Como ha señalado Giorgio Mautino, experto en atletismo, esta hazaña es comparable a la de España, otro país que ha destacado en esta modalidad. Resaltar que la mejor ubicación histórica anterior era un puesto 12 en el lanzamiento de disco de Eduardo Julve Ciriaco en Londres 1948, pone en perspectiva la magnitud del logro actual. Por su parte, Kimberly García, quien había llegado con grandes expectativas, tuvo que lidiar con una competencia complicada que la llevó a un inesperado puesto 16. La atleta, que había brillado en los Juegos de Tokio 2020, se mostró decepcionada por no haber podido reproducir el rendimiento esperado, señalando que no logró "encontrar buenas sensaciones" durante la prueba. Sin embargo, su determinación y el deseo de redimirse podrían traerle nuevas oportunidades, especialmente con la posibilidad de participar en relevos en el futuro. El camino hacia París 2024 no ha sido fácil para estas atletas. Inga y Andía han tenido que luchar contra la falta de apoyo institucional y económico en un contexto donde el deporte femenino en Perú aún no recibe el reconocimiento que merece. A pesar de estos obstáculos, el coraje y la resiliencia de estas deportistas se han puesto de manifiesto en cada paso que han dado en la competición. Los logros de estas tres mujeres deben servir de inspiración no solo para futuras generaciones de atletas, sino también para un país que necesita reconocer y valorar el talento que tiene en casa. La historia del atletismo peruano está en una encrucijada, donde estos resultados pueden marcar un punto de inflexión para que se invierta más en el desarrollo de deportistas en todas las disciplinas. Además, la atención mediática y el apoyo de la comunidad pueden jugar un papel crucial en el crecimiento del atletismo en Perú. Con la mirada puesta en futuros eventos internacionales, es esencial construir un entorno que fomente el talento y la disciplina, permitiendo que más peruanos se sientan inspirados a seguir los pasos de Inga, Andía y García. A medida que los ecos de la gloria olímpica resuenan, es imperativo recordar que cada actuación en estos juegos es una historia de superación, sacrificio y dedicación. Estas atletas no solo compiten por medallas, sino por dejar una huella permanente en el corazón de todos los peruanos. Así, el legado de París 2024 podría ser el despertar de un nuevo capítulo en el deporte peruano, donde la esperanza y la ambición se entrelazan para crear un futuro lleno de posibilidades.