De las raíces de Asteasu a la Premier League: el viaje de excelencia de Julen Lopetegui.

De las raíces de Asteasu a la Premier League: el viaje de excelencia de Julen Lopetegui.

Las raíces de Julen Lopetegui en Asteasu, País Vasco, dan forma a su trayectoria hacia el West Ham, reflejando la fuerte identidad cultural y el espíritu competitivo del pueblo.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Deportes

En el pintoresco pueblo de Asteasu, un rincón del País Vasco donde las tradiciones están profundamente arraigadas, las raíces de Julen Lopetegui, el recién nombrado entrenador del West Ham United, están firmemente implantadas. A medida que Bernardo Atxaga, un célebre escritor vasco y amigo de la infancia de Lopetegui, nos guía a través de las estrechas calles empedradas y pasa por la casa familiar, se puede sentir la fuerte identidad cultural que ha moldeado al hombre que ahora lidera un equipo de la Premier League. Ubicado a unos 40 minutos en coche de la bulliciosa ciudad de San Sebastián, Asteasu cuenta con una atmósfera serena que parece intacta por el paso del tiempo. La plaza principal, con su encantadora fuente y el ayuntamiento del siglo XVIII, irradia un sentido de comunidad, un marcado contraste con el mundo acelerado del fútbol de élite. Sin embargo, fue aquí donde la vida temprana de Lopetegui sentó las bases para su futura carrera en un deporte que eventualmente capturaría la atención del mundo. Atxaga reflexiona sobre el pasado del pueblo, donde los deportes locales tenían prioridad, particularmente el juego tradicional de pelota vasca, que ha sido un pilar de la cultura vasca. A diferencia del fútbol, que comenzó a ganar popularidad más tarde, la pelota vasca era el deporte que involucraba a los jóvenes de Asteasu. Lopetegui y su hermano, Joxean, estaban inmersos en esta tradición, con Joxean alcanzando la prominencia como campeón del deporte, y su padre, José Antonio, conocido como Aguerre II, dejando un legado duradero en el mundo del harri-jasotze, una competencia de levantamiento de piedras que mostraba tanto fuerza como velocidad. Históricamente, el fútbol entró en los corazones de los lugareños a través de medios inesperados: las cartas de chocolate a mediados del siglo XX. A partir de ese momento, la cultura comenzó a cambiar. El propio Julen pasó de las raíces atléticas del pueblo a la escena futbolística regional, donde finalmente llamó la atención de la Real Sociedad. Su viaje al ámbito profesional comenzó en serio, allanando el camino para una carrera llena de éxitos que lo vería vestir las camisetas de algunos de los clubes más prestigiosos del fútbol. Hoy, Asteasu mantiene su encanto, con una población de alrededor de 1,500 habitantes que vive en casas blancas cuidadosamente preservadas, flanqueadas por jardines exuberantes y la majestuosa iglesia de San Pedro. Sin embargo, las cicatrices de la historia todavía persisten, como lo demuestra la ondeante bandera ikurrina, un testimonio de la lucha de la región por la autonomía y la identidad en medio de los desafíos más amplios que enfrentan el pueblo vasco, incluido el tumultuoso período marcado por la campaña violenta de ETA. A pesar del peso de esta historia, los aldeanos han abrazado los éxitos de Julen sin resentimiento. Atxaga señala: “Siempre habrá alguien que haga un comentario, pero nunca fue un problema”. Esta aceptación habla volúmenes sobre el espíritu de la comunidad y el orgullo que sienten por lo suyo, sin importar el nivel de fama alcanzado. A medida que Asteasu mira hacia el futuro, el impulso competitivo que ha alimentado a sus residentes durante mucho tiempo sigue siendo evidente. La reciente etapa de Lopetegui en el Wolverhampton Wanderers mostró su destreza táctica, sacando al club de la zona de descenso y demostrando una determinación indicativa de su herencia vasca. Incluso su renuncia en la víspera de la temporada 2023-24, provocada por diferencias sobre fichajes, resalta un carácter impregnado del espíritu competitivo que se ha transmitido a través de generaciones. Emergiendo de este pequeño pueblo hay una notable línea de entrenadores, cada uno aportando su estilo y filosofía al paisaje del fútbol europeo. Junto a Lopetegui, figuras como Mikel Arteta y Unai Emery reflejan la naturaleza diversa pero ferozmente competitiva de la cultura vasca, demostrando que la influencia de la región se extiende mucho más allá de sus fronteras. Al concluir la visita en la recién erigida cancha de Pelota Vasca, Atxaga encapsula la esencia de este espíritu competitivo: “Siempre fue importante ganar”. Para Julen Lopetegui, el viaje de Asteasu a la Premier League inglesa no es solo un logro personal; es un testimonio del legado perdurable de un pueblo que ha nutrido campeones tanto en el deporte como en la vida. El nuevo entrenador del West Ham lleva consigo el orgullo de su herencia, listo para dejar su huella en una liga que exige nada menos que excelencia.

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