Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La reciente final de la Euro 2024 no solo mostró la brillantez del fútbol internacional, sino también las preocupantes realidades que enfrentan sus jugadores de élite. La salida prematura de Harry Kane tras apenas una hora de juego en gran medida ineficaz destacó el desgaste que un calendario agotador puede tener en los atletas, especialmente cuando ya están lidiando con lesiones. Las dificultades de Kane se vieron agravadas por una lesión en la espalda que lo había mantenido fuera de juego al final de la temporada de la Bundesliga, una condición que el entrenador del Bayern Múnich describió como una "bloqueo completo" que afectaba sus movimientos diarios. Kane no estuvo solo en la lucha contra el agotamiento físico y mental que ha llegado a definir el fútbol moderno. La joven estrella Jude Bellingham, aún recuperándose de un hombro dislocado sufrido el pasado noviembre, luchó contra el dolor con vendajes especializados, mientras que otros jugadores destacados como Kylian Mbappé y Unai Simón manejaron sus propias lesiones con diferentes grados de éxito. La fractura de nariz de Mbappé, sufrida durante la Euro, no fue lo suficientemente grave como para requerir cirugía, pero sirve como un ejemplo del costo físico que estos atletas soportan. Mientras se desarrollaba la Copa América en paralelo, la emotiva reacción de Lionel Messi tras sufrir una lesión significativa en el tobillo en la final subrayó los sacrificios que los jugadores hacen para competir en los niveles más altos. Messi, quien previamente había lidiado con un problema en la ingle, luchó valientemente durante el torneo, al igual que su compañero de Inter Miami, Luis Suárez, quien estuvo fuera de juego debido a molestias crónicas en la rodilla. De manera similar, Tyler Adams, del Bournemouth, se sometió a una cirugía de espalda poco después de la Copa América, un procedimiento que probablemente retrasó debido a la importancia que le dio a participar en el torneo. Las reflexiones de Bellingham tras la Euro 2024 capturaron de manera sucinta el sentimiento compartido por muchos jugadores: "Es muy duro con calendarios locos... mental y físicamente estás exhausto." Con solo 21 años, la carga de trabajo de Bellingham fue asombrosa, con 54 partidos para club y país en casi un año completo. Si bien Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, intentó gestionar su tiempo de juego, las exigencias del fútbol competitivo a menudo dejaban poco espacio para el descanso. Las estadísticas alarmantes son inquietantes: jugadores como Bruno Fernandes acumularon más de 5,000 minutos la temporada pasada, mientras que otros, como Julián Álvarez, se enfrentaron a un calendario implacable que abarca la totalidad de su año con apenas una pausa. La experiencia de Álvarez, en particular, ejemplifica la naturaleza agotadora del deporte, donde los únicos "descansos" a menudo llegan con el próximo partido a la vuelta de la esquina. La crítica continua a la gestión del calendario internacional de fútbol por parte de la FIFA ha ganado impulso, con FIFPro—el sindicato global de jugadores de fútbol—tomando una posición en contra de lo que consideran un calendario insostenible. Su queja legal subraya las implicaciones más amplias para la salud y seguridad de los jugadores, así como los intereses económicos de las ligas nacionales. La desconexión evidente entre los organismos de gobierno y los jugadores que supervisan se está volviendo cada vez más evidente, ya que el impulso constante por más partidos a menudo conduce al agotamiento y las lesiones de los jugadores. El comentario perspicaz de Mikel Oyarzabal sobre la programación comprimida enfatiza aún más la presión que enfrentan los jugadores. El ciclo de torneos, deberes con la selección nacional y compromisos con el club deja poco tiempo para la recuperación y la rehabilitación, lo que lleva a un ciclo vicioso de fatiga y lesiones. Los jugadores quieren maximizar sus carreras y participar en eventos de prestigio, pero las demandas acumulativas pueden ser abrumadoras. El tema del manejo del dolor complica aún más las cosas, ya que los jugadores a menudo recurren a inyecciones para aliviar el dolor y extender su tiempo de juego. Si bien esta práctica a veces es necesaria, puede llevar a repercusiones a largo plazo, empeorando las lesiones sin que los jugadores sean conscientes de ello. A pesar de la emoción y la celebración que rodean a los torneos importantes, los riesgos para la salud subyacentes que enfrentan los jugadores no pueden ser ignorados. El brillante juego y los momentos inolvidables a menudo tienen un alto costo, con las estrellas más grandes ya sea fuera de juego por lesiones o luchando bajo el peso del agotamiento. Por el bien del juego, su integridad y el bienestar de sus atletas, es urgente una reevaluación del calendario del fútbol y sus exigencias. Ha llegado el momento de que los organismos de gobierno prioricen la salud de los jugadores sobre los intereses comerciales, asegurando que el hermoso juego permanezca sostenible para las futuras generaciones.