Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los últimos años, el deporte en nuestro país ha tomado un papel relevante, destacándose por la organización de eventos de gran magnitud y generando un ambiente de entusiasmo y orgullo nacional. Sin embargo, detrás de las cifras de medallas y los elogios por nuestra capacidad de gestión, se esconde una realidad que pone en tela de juicio el verdadero desarrollo deportivo en el Perú. Los Juegos Panamericanos Lima 2019 fueron un hito en nuestra historia deportiva, pero ¿realmente representaron un logro significativo para nuestra delegación? Frente a potencias como Estados Unidos, con sus 293 medallas, las 39 preseas obtenidas por nuestro país parecen quedar en segundo plano, evidenciando la brecha que aún nos separa de alcanzar un verdadero estatus de élite en el ámbito deportivo. En este contexto, el papel del Instituto Peruano del Deporte (IPD) cobra especial relevancia, siendo su principal función la de promover y facilitar el desarrollo del deporte competitivo como una herramienta de cambio social. Sin embargo, la pregunta que surge es si realmente se está cumpliendo con este objetivo o si se trata simplemente de promesas vacías que delegan la responsabilidad en entidades privadas y en los propios atletas. Un claro ejemplo de esta problemática es el caso de Eriberto Gutiérrez, canoísta peruano que rechazó un reconocimiento por su medalla de bronce en Santiago 2023, argumentando que su esfuerzo fue individual y no merecía ser adornado con honores superficiales. Asimismo, Christian Pacheco, bicampeón panamericano y oro en la maratón masculina, regresó a su país sin recibir el recibimiento que su hazaña merecía, teniendo que tomar un taxi para dirigirse a su hotel. Es evidente que el desarrollo del deporte en el Perú va más allá de las cifras y los elogios, requiriendo un compromiso real por parte de las autoridades y de la sociedad en su conjunto. No se trata solo de ser llamados "exitosos" anfitriones de eventos deportivos, sino de trabajar de manera eficiente para cumplir con las metas institucionales y brindar el apoyo necesario a nuestros atletas. Es fundamental que se destine una mayor atención a la infraestructura deportiva, las inversiones en este sector y la generación de políticas que realmente promuevan el desarrollo integral del deporte en el país. Los atletas peruanos merecen no solo reconocimiento por sus logros, sino también el respaldo y la valoración de una sociedad que reconozca su esfuerzo y dedicación. En conclusión, el sentimentalismo y los elogios superficiales no pueden suplantar el verdadero compromiso con el desarrollo deportivo en el Perú. Es hora de pasar de las promesas a la acción concreta, de brindar el apoyo necesario a nuestros atletas y de trabajar juntos para construir una cultura deportiva sólida y sostenible en nuestro país.