
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




Los expertos están monitoreando de cerca el Monte Adams, el volcán activo más grande del estado de Washington, tras una serie de pequeños terremotos que han generado preocupaciones sobre su actividad sísmica. Ubicado en el centro-sur de Washington, aproximadamente a 55 millas al suroeste de Yakima, este estratovolcán se eleva a impresionantes 12,000 pies y está clasificado como de "alto riesgo" debido a la posibilidad de deslizamientos de tierra, avalanchas de escombros y flujos de lodo peligrosos, conocidos como lahares, que pueden descender por sus laderas a velocidades de hasta 50 millas por hora. A pesar de haber permanecido dormido durante casi un milenio, los expertos del Servicio Geológico de EE. UU. (USGS) afirman que el Monte Adams eventualmente volverá a erupcionar. Si bien no pueden predecir el momento exacto de tal evento, enfatizan la importancia de un monitoreo continuo. Históricamente, el volcán solo ha experimentado un terremoto cada dos o tres años, pero entre septiembre y octubre del año pasado, se detectaron nueve terremotos en la zona, con magnitudes que varían de 0.9 a 2.0. Si bien cualquier aumento en la actividad sísmica podría indicar una erupción inminente, los expertos del USGS han advertido que los recientes temblores parecen formar parte de "la actividad de fondo normal" y no sugieren que una erupción sea inminente. En cambio, destacan que los riesgos más significativos que presenta el Monte Adams no provienen de erupciones explosivas, sino de avalanchas, lahares y deslizamientos de tierra que podrían ocurrir independientemente de la actividad volcánica. La cumbre cubierta de hielo del volcán oculta grandes volúmenes de roca debilitada hidrotermalmente, lo que representa un riesgo de deslizamientos de tierra que podrían generar lahares peligrosos. Estos flujos de lodo, roca, ceniza y hielo pueden ocurrir tanto durante fases eruptivas como no eruptivas, amenazando potencialmente a las comunidades cercanas. Para mejorar los esfuerzos de monitoreo, los científicos han instalado recientemente tres estaciones de monitoreo temporales alimentadas por energía solar alrededor del volcán en colaboración con el servicio forestal. Estas estaciones están diseñadas para proporcionar datos en tiempo real sobre la actividad sísmica, mejorando la capacidad de los investigadores para evaluar el comportamiento del volcán. Desde octubre, la frecuencia de la actividad sísmica alrededor del Monte Adams ha disminuido, pero los científicos permanecen vigilantes. Las nuevas estaciones de monitoreo no solo ayudarán a rastrear futuros terremotos, sino que también ayudarán a llenar vacíos en la comprensión de la historia y actividad del Monte Adams. Según Holly Weiss-Racine, coordinadora de divulgación del Observatorio de Volcanes de las Cascadas, todavía hay mucho que aprender sobre este antiguo volcán, que ha sido monitoreado durante poco más de cuatro décadas, en comparación con su existencia geológica que abarca cientos de miles de años. Si bien es cierto que los terremotos pueden ocasionalmente desencadenar erupciones, esto generalmente requiere un sismo de magnitud 6 o mayor, combinado con condiciones preexistentes que favorezcan una erupción. Sin embargo, los recientes temblores alrededor del Monte Adams fueron demasiado pequeños para representar tal riesgo. El propio Monte Adams se formó hace aproximadamente 520,000 años y tiene un historial de erupciones mayormente efusivas, caracterizadas por flujos de lava de movimiento lento en lugar de explosiones explosivas. A medida que los expertos continúan estudiando el Monte Adams, el enfoque sigue siendo garantizar la seguridad de los residentes cercanos y mejorar la comprensión de esta formidable característica natural. La investigación continua no solo ayudará a evaluar la probabilidad de que el volcán erupcione en el futuro, sino que también arrojará luz sobre los procesos geológicos que han dado forma al Monte Adams a lo largo de milenios. Por ahora, la comunidad permanece alerta, sabiendo que, aunque el volcán puede estar en silencio, el potencial de actividad siempre está presente.