Escándalo de dopaje sacude a nadadores chinos de élite: surgen preguntas sobre la ciencia y la integridad.

Escándalo de dopaje sacude a nadadores chinos de élite: surgen preguntas sobre la ciencia y la integridad.

Las acusaciones de dopaje contra 23 nadadores chinos generan dudas sobre la evidencia científica de contaminación, desafiando la inacción y la responsabilidad de la WADA.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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A raíz de las acusaciones de dopaje que involucran a 23 nadadores de élite chinos, están surgiendo preguntas sobre la integridad del análisis científico que se ha utilizado para defender su inocencia. Los informes indican que estos atletas dieron positivo por trimetazidina, un fármaco prohibido que mejora el rendimiento, justo antes de los retrasados Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Los funcionarios chinos han mantenido que los nadadores fueron víctimas de contaminación, probablemente por alimentos servidos en su hotel, pero una investigación sugiere que la ciencia que respalda estas afirmaciones está lejos de ser sólida. Las pruebas positivas de los nadadores fueron objeto de escrutinio después de que controles de rutina en un encuentro nacional de entrenamiento en China detectaran cantidades traza de trimetazidina, un medicamento conocido por ayudar a mejorar el rendimiento atlético a través de una mejor recuperación y capacidad de entrenamiento. Aunque las concentraciones encontradas fueron bajas, incluso trazas mínimas de una sustancia prohibida resultan en un test positivo bajo las regulaciones internacionales. Tras el descubrimiento, tanto la organización nacional antidopaje de China como sus autoridades de seguridad pública iniciaron investigaciones separadas, que supuestamente incluyeron ensayos humanos realizados apresuradamente con 144 voluntarios. Los funcionarios chinos afirmaron que los ensayos demostraron que el fármaco podría ser ingerido inadvertidamente y que los nadadores no eran culpables. Sin embargo, una revisión de la investigación realizada por The New York Times y expertos independientes revela discrepancias significativas. Los expertos criticaron las conclusiones extraídas por las autoridades chinas, ya que sugieren que los datos no logran respaldar de manera convincente la afirmación de contaminación. El Dr. David Juurlink, un destacado farmacólogo, declaró que las conclusiones son “intelectualmente deshonestas”, enfatizando que probablemente serían rechazadas por revistas científicas de renombre. La Agencia Mundial Antidopaje (WADA), que ha estado enfrentando críticas por su manejo del incidente, también se ha apoyado en las afirmaciones científicas de China para justificar su inacción, afirmando que carecía de la evidencia necesaria para impugnar las conclusiones alcanzadas por las autoridades chinas. Esta reacción ha levantado cejas dentro de la comunidad atlética global, especialmente a la luz de la responsabilidad de la WADA de hacer cumplir las regulaciones antidopaje. A medida que avanzan las investigaciones, el escrutinio continuo refleja preocupaciones más amplias sobre la integridad de los controles de dopaje, particularmente en casos donde la evidencia parece circunstancial o débil. Las preguntas en torno a la metodología de los ensayos humanos complican aún más la narrativa. Los ensayos se llevaron a cabo durante una pandemia, lo que genera dudas sobre la viabilidad de reclutar un número suficiente de participantes en un corto período de tiempo. Si bien los hallazgos indicaron que los niveles del fármaco podrían disiparse en un marco de tiempo específico, los expertos señalaron que esto no descarta categóricamente el dopaje intencional, especialmente dada la compleja naturaleza del metabolismo de los fármacos. La controversia se extiende más allá del deporte, llegando a círculos legislativos, ya que los legisladores estadounidenses exigen una mayor transparencia y responsabilidad de la WADA. La senadora Marsha Blackburn ha expresado una preocupación particular por el manejo de la situación por parte de la WADA y ha llamado a una reevaluación de la financiación de EE. UU. para la agencia si no opera como un árbitro justo en los casos de dopaje. La defensa de China de sus nadadores depende de la capacidad de probar la contaminación, una necesidad para proteger a sus atletas de una suspensión antes de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, los expertos argumentan que la investigación china abordó selectivamente ciertos aspectos mientras descuidaba otros que podrían sugerir el dopaje como una explicación plausible. La complejidad del metabolismo de los fármacos, particularmente en atletas de élite sometidos a rigurosos regímenes de entrenamiento, significa que las conclusiones definitivas son difíciles de alcanzar. A medida que la investigación continúa, el aparente conflicto entre la comunidad científica y las afirmaciones tanto de los funcionarios chinos como de la WADA destaca un aspecto preocupante de la aplicación de la política antidopaje. Con la credibilidad en juego, el discurso en curso plantea preguntas esenciales sobre el futuro de las medidas antidopaje y la necesidad de un marco más transparente y responsable para abordar alegaciones de esta naturaleza. Las ramificaciones de estos hallazgos probablemente se extenderán al núcleo de la gobernanza deportiva internacional, mientras las partes interesadas lidian con las implicaciones de las pruebas positivas de los nadadores chinos y la integridad de los sistemas diseñados para mantener el juego limpio.

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