Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En la confluencia de los ríos Chari y Logone, la capital de Chad, N'Djamena, ha emergido como un ejemplo notable de resiliencia frente al cambio climático y eventos meteorológicos extremos. La ciudad, que regularmente enfrenta las amenazas de las lluvias torrenciales, ha logrado mitigar el impacto de las severas inundaciones que han asolado la región durante décadas. Las recientes inundaciones catastróficas de 2022, que resultaron en un desplazamiento generalizado y devastación, dejaron a muchos residentes en alerta máxima a medida que la temporada de lluvias se acercaba nuevamente en 2024. A medida que se desarrollaba octubre de 2024, el río Chari alcanzó niveles de 8.18 metros, un metro más alto que en el año catastrófico anterior; sin embargo, la respuesta de la ciudad esta vez fue notablemente diferente. Desde julio de 2024, las inundaciones habían reclamado trágicamente la vida de 576 personas y dejado a casi 2 millones de personas sin hogar en todo el país. No obstante, las medidas proactivas y la preparación de N'Djamena suavizaron significativamente el golpe. Central a este éxito fue el Proyecto Integrado de Control de Inundaciones y Resiliencia Urbana (PILIER), un esfuerzo colaborativo respaldado por la Asociación Internacional de Fomento (AIF) y el Banco Mundial. Lanzado en octubre de 2023, PILIER proporcionó financiamiento crítico de aproximadamente 13 millones de dólares para implementar medidas preventivas destinadas a gestionar los riesgos de inundación de manera efectiva. Esto incluyó una limpieza exhaustiva de la red de drenaje de agua de 250 kilómetros de la ciudad, que había sufrido por negligencia a lo largo de los años. El proyecto también financió la instalación de bombas de motor de gran capacidad para facilitar la rápida descarga de agua de lluvia en el río Chari. Sarmadji Oumar, director de carreteras en el ayuntamiento de N'Djamena, destacó el papel crucial del proyecto en la mejora de la resiliencia de la ciudad: "Hoy escapamos de inundaciones desastrosas. En 2022, tuvimos más de 70,000 personas afectadas. Esta vez, salvamos los muebles con menos de 3,000 hogares impactados." Las medidas proactivas aseguraron que el agua de lluvia pudiera fluir más libremente, y las intervenciones tempranas de los equipos de carretera monitorearon de cerca los canales de drenaje. La importancia del proyecto PILIER fue corroborada por los residentes locales. El imán Sheikh Adam Ismail de la mezquita Idara expresó su gratitud por las mejoras, afirmando: "Han pasado unos diez años desde que vimos máquinas del ayuntamiento limpiando los canales." Los cambios han facilitado el acceso a centros comunitarios como mezquitas y mercados, permitiendo que la vida diaria continúe a pesar de las lluvias estacionales. Rémadji Aline, una vendedora del mercado, comentó: "A pesar de las fuertes lluvias, los clientes están llegando al mercado," reflejando el impacto económico positivo de los sistemas de drenaje mejorados. Además de las mejoras en la infraestructura, el gobierno ha tomado medidas para fortalecer las capacidades de respuesta a emergencias. Esto incluye elevar diques de emergencia y reforzar puntos vulnerables a lo largo del río Chari, que han demostrado ser efectivos contra lo que algunos describen como una inundación centenaria. El enfoque integral no solo aborda los riesgos inmediatos, sino que también sienta las bases para una resiliencia a largo plazo frente al cambio climático. PILIER va más allá de la prevención de inundaciones; abarca estrategias de respuesta a emergencias, incluyendo la provisión de equipos y suministros de salvamento para posibles víctimas de desastres. Canoas, kits de emergencia y programas de concienciación dirigidos a las comunidades locales ejemplifican aún más el compromiso del proyecto con la preparación y la recuperación. A medida que N'Djamena navega por los desafíos planteados por el cambio climático, las lecciones aprendidas de las inundaciones de este año probablemente darán forma a futuras iniciativas de planificación urbana y gestión de desastres en todo el Sahel. La postura proactiva adoptada por las autoridades locales y su colaboración con socios internacionales ilustran un compromiso vital con la resiliencia en una región donde los desastres relacionados con el clima son cada vez más frecuentes. La ciudad se erige como un testimonio del adagio de que la preparación es la clave para la supervivencia, mostrando cómo una combinación de previsión, participación comunitaria e inversión estratégica puede fomentar un entorno urbano más resiliente.