Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un final que quita el aliento y que quedará grabado en los anales de la historia deportiva, Stephen Clegg logró un sueño de toda la vida en los Juegos Paralímpicos de 2024 al conseguir su primera medalla de oro en la final de 100 metros espalda S12, y lo hizo en un tiempo récord mundial. El nadador de 28 años, originario de Escocia, se sintió abrumado por la emoción al darse cuenta de la magnitud de su logro, marcando no solo un triunfo personal, sino también un momento histórico al convertirse en el primer atleta escocés en ganar oro en estos Juegos en París. El instinto inmediato de Clegg fue comunicarse con su hermana, Libby Clegg, una medallista de oro paralímpica en múltiples ocasiones por derecho propio. El vínculo que comparten, forjado en las llamas de la competencia y el apoyo mutuo, añadió una profunda capa de significado a la victoria de Stephen. “Estaba un poco sin palabras”, compartió con BBC Sport Scotland. “Tenía tantas emociones pasando por mi cabeza. Poder ponerme al mismo nivel es algo increíble para mí”. El peso de las expectativas familiares puede ser a menudo una espada de doble filo en el mundo del deporte, pero para Clegg, el legado de su familia parece haberlo impulsado hacia el éxito en lugar de obstaculizarlo. Con su hermano James también forjando una exitosa carrera paralímpica, Stephen ha logrado canalizar la presión en una poderosa fuerza impulsora, culminando en un momento de pura felicidad en el Arena La Défense de París. Al emerger del agua, visiblemente tembloroso y con los ojos muy abiertos, Clegg no solo estaba celebrando una victoria; estaba exorcizando demonios de su pasado. “Me había eludido durante bastante tiempo, y es tan, tan gratificante quitarme el peso de encima”, comentó, con la emoción burbujeando bajo la superficie. El camino hacia esta medalla de oro estuvo lleno de desafíos, incluyendo una dolorosa pérdida hace solo tres años en Tokio, donde Clegg estuvo a punto de conseguir el oro por apenas 6/100 partes de segundo. Las cicatrices de ese momento perduraron, pero también alimentaron su determinación de tener éxito. El logro de Clegg es un testimonio de la resiliencia y la determinación. “Al crecer, no pensé que alguna vez iba a ser campeón paralímpico, y muchas personas tampoco creían que eso fuera posible para mí”, confesó. Sin embargo, la confianza creció junto con su entrenamiento, y con su victoria histórica en París, no solo ha demostrado que los escépticos estaban equivocados, sino que también ha establecido un estándar para los futuros atletas. Mientras la multitud estallaba en vítores, la atmósfera era eléctrica, y la victoria de Clegg resonó mucho más allá de los confines de la piscina. Con dos eventos más aún por venir, el impulso de este extraordinario logro deja a los fanáticos y seguidores preguntándose: ¿podría ser este solo el principio para Stephen Clegg? Con el peso de encima y el mundo observando, una cosa es cierta: el viaje de este notable atleta está lejos de terminar, y el futuro sostiene infinitas posibilidades.