Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Como un hombre de mediana edad navegando por una nueva ciudad y enfrentando los desafíos de formar nuevas amistades, el viaje de este hombre tomó un giro inesperado cuando una idea casual desencadenó una aventura que finalmente le enseñaría el verdadero valor de la camaradería. Todo comenzó con una simple conversación en un bar local después de un partido de fútbol. Un grupo de padres de mediana edad de un club de fútbol suburbano de Nueva Jersey estaban considerando la idea de llevar a su equipo a un viaje a la Ciudad de México para jugar contra un equipo similar allí. Lo que comenzó como una noción caprichosa pronto se convirtió en realidad cuando se reservaron los boletos y se pusieron en marcha los planes para una emocionante escapada. Para este hombre, que se había mudado recientemente a Madison, Nueva Jersey, la perspectiva de socializar y formar nuevas amistades en un lugar donde no conocía a nadie fuera de su familia parecía desalentadora. Como introvertido que trabajaba desde casa, la idea de buscar activamente nuevas conexiones no era algo que le resultara natural. Sin embargo, su amor por el fútbol lo llevó a unirse a un partido local organizado por su vecina Andrea, y gradualmente, se encontró creando lazos con un grupo diverso de expatriados en el campo. La camaradería que se desarrolló entre este ecléctico grupo de jugadores trascendió el juego en sí. Comenzaron a organizar actividades sociales, desde barbacoas hasta ciclismo de montaña, que los acercaron más. El sentido de pertenencia y conexión que encontró con estos nuevos amigos fue algo que no había anticipado cuando comenzó a jugar al fútbol con ellos. A medida que la amistad del grupo se profundizaba, la idea del viaje a México generaba una mezcla de emoción y aprensión en el hombre. Siendo el miembro más antiguo del equipo con una diferencia significativa, se preguntaba si sería capaz de seguir el ritmo de los jugadores más jóvenes. La perspectiva de compartir alojamiento con un grupo grande y la posibilidad de bromas sobre su rutina de sueño única aumentaban sus nervios. A pesar de sus reservas iniciales, el viaje resultó ser una experiencia transformadora para él. A través de experiencias compartidas dentro y fuera del campo, no solo descubrió un nuevo sentido de camaradería, sino que también aprendió valiosas lecciones sobre la importancia de salir de su zona de confort y abrazar lo inesperado. Para este introvertido de mediana edad, el "viaje de chicos" a la Ciudad de México fue más que un simple partido de fútbol: fue un viaje que reafirmó el poder de la amistad y la conexión, mostrándole que nunca es demasiado tarde para forjar nuevos lazos y recuperar su ritmo de una manera inesperada.