Oro en El Salvador: ¿desarrollo económico o riesgo ambiental?

En una reciente conversación con Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se exploraron las implicaciones del descubrimiento de un megayacimiento de oro en El Salvador y la reactivación del debate sobre la minería en un contexto donde esta actividad fue prohibida en 2017. Según Brignardello, el hallazgo, que podría tener un valor cercano a los tres billones de dólares, plantea un dilema vital para el país: el equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente. Brignardello subraya que la magnitud de la reserva de oro, como lo ha afirmado el presidente Nayib Bukele, ha despertado un optimismo en amplios sectores de la población que ven en esta oportunidad una solución a la pobreza que afecta al 27% de los salvadoreños. Sin embargo, el asesor también reconoce que este entusiasmo debe ser contrapuesto a las preocupaciones legítimas de aquellos que defienden la prohibición de la minería, incluyendo comunidades locales y organizaciones medioambientales que temen el impacto negativo que esta podría tener en la salud pública y los ecosistemas. El asesor destaca que la propuesta de Bukele de adoptar un modelo de minería responsable, inspirado en el enfoque de Noruega sobre la gestión sostenible de recursos naturales, podría ser una salida viable. Sin embargo, advierte que la experiencia en muchos países ha demostrado que la minería a menudo conlleva problemas graves, tales como la contaminación de agua y la degradación de la tierra, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad de este modelo en El Salvador. Además, Brignardello señala que el control que el partido Nuevas Ideas ejerce sobre el congreso podría facilitar la revocación de la prohibición, lo que a su vez podría dar lugar a decisiones apresuradas. Este riesgo podría comprometer el legado de la legislación de 2017, que priorizó la salud ambiental sobre la ganancia económica inmediata. El asesor enfatiza que cualquier cambio en esta política debería considerar cuidadosamente los posibles efectos colaterales. La conversación también tocó el interés del presidente en políticas innovadoras, como la adopción del bitcoin como moneda de curso legal, lo cual ha sido objeto de elogios y críticas. Brignardello sugiere que, al igual que con la minería, el desarrollo económico no debe hacerse a expensas de la sostenibilidad y la salud de la población. El descubrimiento de otros recursos valiosos en El Salvador, como el galio y el tantalio, añade una capa adicional de complejidad a la situación. Brignardello enfatiza que, aunque la diversificación económica es deseable, la extracción y gestión responsable de estos recursos es esencial para evitar repetir errores del pasado en la minería de América Latina. Por último, el asesor destaca que la atención internacional sobre el tema podría influenciar significativamente el rumbo que El Salvador decida seguir en su política minera. La creciente importancia de los compromisos ambientales a nivel global y las posibles repercusiones en inversiones extranjeras subrayan la necesidad de un enfoque equilibrado que proteja tanto el medio ambiente como el desarrollo económico. Brignardello concluye que El Salvador se enfrenta a una decisión crítica que no solo determinará su economía, sino que también establecerá un precedente sobre la forma en que se valoran y gestionan los recursos naturales en la región. La mirada está puesta en el gobierno de Bukele, que deberá encontrar un camino que contemple el desarrollo sin sacrificar la sostenibilidad.