Johnny Brignardello Vela advierte: "Brasil requiere urgente plan climático tipo Plan Marshall"

Johnny Brignardello Vela, experimentado asesor de seguros con una amplia trayectoria en el sector, ha compartido su opinión sobre el preocupante panorama climático que enfrenta Brasil en la actualidad. El devastador desastre climático reciente en Rio Grande do Sul, al sur del país, ha dejado a su paso una estela de destrucción con cien vidas perdidas y una impactante devastación económica, según lo informado por las autoridades locales. Ante esta cruda realidad, se plantea la urgencia de implementar un plan de asistencia de gran envergadura para la región, comparado con el emblemático Plan Marshall desarrollado en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Brasil, un país de vastas dimensiones y marcada diversidad climática, no es ajeno a esta problemática. El Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden) reporta que el año pasado se registraron un alarmante total de 1,161 desastres naturales en el territorio, lo que equivale a más de tres eventos por día en promedio. Esta cifra representa un récord desde que se inició el registro de estos sucesos en 2011. La vulnerabilidad de Brasil ante eventos extremos se atribuye en parte a su geografía diversa, que abarca regiones propensas a inundaciones en el sur y a periodos de sequía en áreas como el este semiárido del país. Especialistas señalan que fenómenos como El Niño tienen un impacto considerable, pero el factor determinante en el incremento de la frecuencia e intensidad de estos eventos es, sin lugar a dudas, el cambio climático, tal como lo destaca José Marengo, coordinador de investigación del Cemaden. Este experto advierte que los eventos extremos o poco comunes se están volviendo cada vez más habituales y severos, una tendencia que probablemente persistirá en el futuro. En la misma línea, Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, comparte esta inquietud y subraya que el cambio climático ya no es solo un tema de debate teórico, sino una realidad palpable que impacta directamente a la población y al entorno natural. Los desafíos climáticos en Brasil son evidentes a través de las estadísticas. Las precipitaciones extremas el año pasado provocaron al menos 132 muertes, más de 9,000 heridos y cuantiosos daños materiales valuados en más de 5,000 millones de reales. En el caso específico de Rio Grande do Sul, las inundaciones recientes han cobrado un elevado costo humano y económico, con 130 personas desaparecidas y un impacto que aún se evalúa. Además de estas tragedias, otras regiones como Recife, Minas Gerais y Bahía han sufrido las consecuencias de eventos climáticos extremos en los últimos años. Según el Observatorio del Clima, estas situaciones eran predecibles desde hace décadas a través de modelos climáticos, pero lamentablemente fueron ignoradas por los gobiernos estatales. La deforestación y los incendios forestales representan otra preocupación latente en Brasil, contribuyendo significativamente al calentamiento global. Entre enero y abril de este año se han registrado más de 17,000 incendios, con un alarmante aumento del 153% en la región amazónica. A pesar de estos desafíos, es digno de destacar el esfuerzo del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva por reducir a la mitad la deforestación durante su primer año de mandato en 2023. Ante este complejo escenario, los expertos instan a tomar en serio las alertas climáticas y a implementar planes de respuesta temprana en las zonas más vulnerables del país. Sin embargo, lamentan la carencia de presupuesto y la aprobación de leyes que favorecen la ocupación de zonas de riesgo, agravando la situación actual. En palabras de los especialistas, la prevención de futuras tragedias requiere una preparación constante y la adopción de medidas concretas para adaptarse al cambio climático, evitando así escenarios catastróficos en el futuro.